Un equipo de profesionales de cuatro países ha analizado la secuencia genética del virus del ébola a partir de muestras recogidas en Sierra Leona, el país más afectado, para esclarecer las claves del mayor brote de la historia. Los resultados, publicados hoy en la revista Science, indican que el genoma del virus está cambiando rápidamente a medida que se transmite de persona en persona, aunque se desconoce si las mutaciones son la causa de la virulencia de la nueva epidemia. Sí se sabe, en cambio, que las variaciones presentan un impedimento de cara a su diagnóstico, con lo que han de ser vigiladas de cerca.
Los investigadores identificaron 300 mutaciones que afectaban a las secuencias de proteínas del virus y alteraban su comportamiento, que bien podrían ser una traba en la eficacia de tratamientos experimentales como constituir precisamente una diana para futuros fármacos. El análisis de los 99 genomas ha revelado también información sobre su origen; por lo pronto, se cree que se introdujo en un solo humano que había ingerido o manipulado carne cruda de murciélago o mono.
El virus del ébola se ha mantenido contenido en regiones poco pobladas del centro de África a lo largo de décadas. En esta ocasión, sin embargo, se ha extendido a la zona occidental y mantiene al mundo en vilo al traspasar puntualmente las fronteras marítimas del continente. Desde su detección en Guinea en marzo de este año, se han registrado 3.069 casos, de los cuales han fallecido 1.552, según la Organización Mundial de la Salud; una cifra superior a la suma de todas las víctimas de anteriores brotes y que podría incluso alcanzar los 20.000.
El precio del descubrimiento, que ayudará a trazar su origen, mejorar los diagnósticos y a diseñar tratamientos, ha sido muy elevado: cinco de los autores del estudio fallecieron al contraer la enfermedad.
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