
Los investigadores identificaron 300 mutaciones que afectaban a las secuencias de proteínas del virus y alteraban su comportamiento, que bien podrían ser una traba en la eficacia de tratamientos experimentales como constituir precisamente una diana para futuros fármacos. El análisis de los 99 genomas ha revelado también información sobre su origen; por lo pronto, se cree que se introdujo en un solo humano que había ingerido o manipulado carne cruda de murciélago o mono.
El virus del ébola se ha mantenido contenido en regiones poco pobladas del centro de África a lo largo de décadas. En esta ocasión, sin embargo, se ha extendido a la zona occidental y mantiene al mundo en vilo al traspasar puntualmente las fronteras marítimas del continente. Desde su detección en Guinea en marzo de este año, se han registrado 3.069 casos, de los cuales han fallecido 1.552, según la Organización Mundial de la Salud; una cifra superior a la suma de todas las víctimas de anteriores brotes y que podría incluso alcanzar los 20.000.
El precio del descubrimiento, que ayudará a trazar su origen, mejorar los diagnósticos y a diseñar tratamientos, ha sido muy elevado: cinco de los autores del estudio fallecieron al contraer la enfermedad.
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