Una reciente ola de calor en la región de Central Highlands trajo nuevas hordas de langostas a la ciudad capital
Una rápida mirada al cielo en Antananarivo, Madagascar, revela una enorme nube de tormenta. Una segunda mirada, sin embargo, queda claro que no es ninguna nube sino un flujo aparentemente interminable de langostas que vuelan bajo a través de los cielos ya contaminados de la ciudad.Sin embargo, una reciente ola de calor en la región de Central Highlands trajo nuevas hordas de langostas a la ciudad capital, donde interrumpen la vida cotidiana del enclave urbano de unos 2 millones de habitantes.
Las plagas de langostas han dañado las tierras agrícolas de Madagascar durante los últimos tres años, como en la historia bíblica, lo que llevó al gobierno en noviembre de 2012 a declarar una emergencia nacional y permitir que la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas lanzase una campaña de pesticidas en septiembre de 2013 con 1,2 millones de hectáreas tratadas con pesticidas, el problema está bajo un mejor control ahora.
Este año, los grandes, insectos voladores se aislaron principalmente en el oeste del país, donde han amenazado el sustento de los agricultores cuyos cultivos fueron destruidos rápidamente por los masticadores de hojas. La FAO estima que los ingresos de 13 millones de personas están amenazados por la invasión, lo que requeriría $43,9 millones para controlarlo por completo.
La invasión de las tierras agrícolas provocó temores de escasez de alimentos, ya que llevó sólo un par de horas para que un enjambre de langostas acabase con un campo de cultivos. Pero en Antananarivo, es la salud de sus habitantes la que se encuentra en riesgo, ya que algunos han capturado insectos de bajo vuelo en botellas de agua de plástico para comer, lo cual es peligroso porque muchos están contaminados por los pesticidas.
“Siempre aconsejamos a la población no comer las langostas porque ya estamos usando pesticidas para tratarlas”, Patrice Talla Takoukam, un portavoz de la FAO en Madagascar, dijo a la Agencia France-Presse en una entrevista televisada.
Por ahora, tanto si los residentes corren para capturarlas o corren para evitarlas, las langostas sólo se multiplican. Y el problema va a tener algún tipo de financiación seria, otros 15 millones más o menos tras el plan de la ONU, para empezar a tener la infestación totalmente bajo control.
“Tenemos que compartir ideas y movilizar nuestros recursos”, dijo Takoukam. “Si no lo hacemos…. Entonces nuestro riesgo es que vamos a seguir teniendo invasiones como la que tenemos en los últimos dos años.”
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