¿Signos del fin del mundo?
El célebre Michel de Nostradamus habría
vaticinado ambos acontecimientos, además de la reciente caída de un rayo en la
cúpula de la iglesia de San Pedro.
A partir del pasado lunes 11 de febrero tres hechos bastante inusuales se
desarrollaron en forma casi concatenada, uno después del otro. En primer lugar
el Papa Benedicto XVI (quien según las profecías de San Malaquías sería el penúltimo
Papa de la historia) renunció a su cargo por cansancio físico y mental, un hecho
inédito en los últimos 600 años de papado.
En segundo lugar, horas después de este anuncio, que impactó al mundo
católico, un espectacular rayo descendió del cielo romano e impactó la cúpula de
la basílica de San Pedro, lo que fue interpretado por algunos como una clara
señal divina y para otros derechamente como un signo de mal augurio. Y, para
rematar la sucesión de hechos inusuales, días después un gigantesco meteorito,
que parecía un pequeño sol viajando a la velocidad de un bólido -54 mil
kilómetros por hora-, ingresó a la atmósfera terrestre y se desintegró poco
antes de tocar la superficie, antes que sus fragmentos cayeran desperdigados en
la zona de los Montes Urales, en Rusia, afectando a más de seis ciudades y
dejando cientos de heridos.
Con respecto a la caída del rayo, Nostradamus en su centuria III explica lo siguiente:
“En el templo cerrado el rayo penetrará,
Los ciudadanos extenuados en sus
fuertes:
Caballos, bueyes, hombres la onda los tocará
Con hambre, sed los
más débiles armados”
En otra de sus profecías el gran vidente francés afirma más o menos lo
siguiente: “Cuando el gran pontífice cambie de terreno, una gran estrella arderá
y se podrán ver dos soles a la vez”. Para muchos ello fue lo que ocurrió en los
días precedentes, vale decir, el Papa anunció su alejamiento del sillón de San
Pedro y en los días posteriores un resplandeciente bólido cruzó por los cielos
de Rusia, confundiéndose con el sol en un horizonte donde ya se instalaba el
amanecer.
Otra profecía del mismo Nostradamus habría anticipado el alejamiento y
despedida de Benedicto XVI del sillón de San Pedro. La profecía, en su francés
original, dice lo siguiente: “Le Pontife Romain doubteux, oraison prononcée. Le
Senat fera permutation”, que traducido significaría: “El Pontifice Romano
dudoso, oración pronunciará. El senado hará cambio (permutación)”.
Pese a los inquietantes vaticinios de Nostradamus, los escépticos afirman que
el inminente fin del mundo no es tal y que por ello duermen muy tranquilos. Pues
aseguran que algunas de las profecías de Nostradamus no se han cumplido, como el
supuesto asesinato del Papa Juan Pablo II o el inicio de la Tercera Guerra
Mundial en el año 1999, aunque algunos estudiosos sostienen que estos vaticinios
fueron mal interpretados y ocurrirán indefectiblemente más adelante.
Los católicos, por su parte, sólo se limitan a recordar los Evangelios y las
palabras del mismo Jesús, quien en Mateo 24:36 se refiere al fin del mundo y a
la segunda venida de Cristo, afirmando que “aquel día y aquella hora nadie los
conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo el Padre”.
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