Durante los primeros días de la Tierra, nuestro planeta y otros en el interior del sistema solar, también la Luna, experimentaron repetidos impactos de los desechos que formaban los bloques de construcción planetaria. Con el tiempo, cuando este material fue arrastrado e incorporado a los planetas interiores, la tasa de impactos disminuyó. Sin embargo, hace unos 4.000 millones de años, se sucedió una segunda oleada de impactos. ¿Ocurrió de igual forma? ¿El mismo fenómeno se produjo dos veces? No exactamente. Una nueva investigación ha descubierto que los nuevos proyectiles lunares golpearon a velocidades mucho más altas, incluso el doble. Esta gran velocidad de colisión, según los científicos, demuestra el origen de las «pedradas»: los asteroides del cinturón principal que fueron desalojados y enviados al interior del sistema solar por los cambios en las órbitas de los planetas gigantes. El estudio, que aparece publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, no es solo una curiosidad científica, sino que puede tener importantes implicaciones en una futura exploración o colonización de la Luna.
En efecto, el equipo de investigadores del Instituto de Ciencia Lunar (NLSI) de la NASA situado en el Centro de Investigación Ames en Moffett Field, California, descubrió que el «cataclismo» que ocurrió en la Luna hace 4.000 millones de años se produjo a velocidades mucho más altas que las que hicieron los cráteres más antiguos. Los científicos encontraron pruebas que apoyan este escenario mediante el examen de la historia de la formación de cráteres en la Luna. Para ello, analizaron, entre otras, imágenes tomadas por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que actualmente orbita alrededor de la Luna.
Sus resultados muestran que los cráteres formados cerca de la cuenca de impacto Nectaris, de 860 km de diámetro, cercano al lugar de alunizaje del Apolo 16, fueron creados por proyectiles que golpearon dos veces más rápido que los que se encuentran en los terrenos más antiguos. Esto puede verse por un sutil cambio en los tamaños de los cráteres, de un 30% a un 40% mayores como promedio que los cráteres más antiguos.
Antes de Aitken
En efecto, el equipo de investigadores del Instituto de Ciencia Lunar (NLSI) de la NASA situado en el Centro de Investigación Ames en Moffett Field, California, descubrió que el «cataclismo» que ocurrió en la Luna hace 4.000 millones de años se produjo a velocidades mucho más altas que las que hicieron los cráteres más antiguos. Los científicos encontraron pruebas que apoyan este escenario mediante el examen de la historia de la formación de cráteres en la Luna. Para ello, analizaron, entre otras, imágenes tomadas por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que actualmente orbita alrededor de la Luna.
Sus resultados muestran que los cráteres formados cerca de la cuenca de impacto Nectaris, de 860 km de diámetro, cercano al lugar de alunizaje del Apolo 16, fueron creados por proyectiles que golpearon dos veces más rápido que los que se encuentran en los terrenos más antiguos. Esto puede verse por un sutil cambio en los tamaños de los cráteres, de un 30% a un 40% mayores como promedio que los cráteres más antiguos.
Antes de Aitken
Pero, ¿por qué eran más rápidos estos proyectiles? Puede indicar un cambio en el sistema solar. El análisis apoya la hipótesis de un cataclismo lunar que se produjo hace 4.000 millones de años, debido a las perturbaciones gravitatorias causadas por la reorganización de los planetas gigantes a medida que sus órbitas cambiaban. «Es fascinante que la superficie de nuestra Luna registre evidencias de los cambios orbitales de Júpiter y Saturno que se produjeron hace mucho tiempo», dice Yvonne Pendleton, que ha participado en la investigación.
El aumento en la velocidad parece haber ocurrido después de que se formara la cuenca de impacto más grande de la Luna, el cráter Aitken, en la cara oculta, de 2.500 kilómetros de diámetro, pero antes de la formación del cráter lleno de lava más grande, visible desde todo el mundo.
«Este es un momento emocionante para la investigación lunar con la LRO y otras naves espaciales proporcionando tantos nuevos datos tanto», indica el autor principal de la investigación, Simone Marchi. Determinar la magnitud y la duración de cualquier cataclismo de impacto supone una prioridad para el futuro de la ciencia si queremos volver a explorar la Luna, según un informe publicado con anterioridad por el Consejo Nacional de Investigación de EE.UU.
http://www.abc.es/20120228/ciencia/abci-gran-bombardeo-sobre-luna-201202281041.html
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