Una proteína presente en poblaciones subsaharianas actuales sugiere que en el pasado algunos humanos arcaicos se cruzaron con una especie desconocida.
En el instituto se enseña que los miembros de diferentes especies no se reproducen entre sí, o que si lo hacen no suelen tener descendientes fértiles (como pasa con los mulos o los ligres). Pero el pasado de la especie humana muestra que la historia es mucho más complicada. Cada vez está más claro que las especies humanas arcaicas, como neandertales, denisovanos y sapiens, tuvieron encuentros sexuales y descendientes fértiles. ¡Y eso a pesar de que se dice que son especies distintas!
Un estudio publicado recientemente en Molecular Biology and Evolution ha descubierto huellas de uno de estos interesantes encuentros. Las pruebas han sido descubiertas por casualidad en la saliva de los humanos actuales, y apuntan a la existencia de una especie humana fantasma, lo que quiere decir que carece de fósiles que demuestren su existencia, que se habría reproducido con los ancestros de poblaciones subsaharianas actuales.
«Nuestra investigación siguió la evolución de una importante proteína de la mucina (un gel que le da consistencia a la saliva) llamada MUC7», ha explicado Omer Gokcumen, investigador en la Universidad de Buffalo (Estados Unidos). «Cuando buscamos la historia del gen que tiene las instrucciones para producir esa proteína, encontramos una huella de un cruce arcaico en las poblaciones africanas subsaharianas actuales».
Un pasado de sexo entre especies
Otras investigaciones han mostrado que hubo cruces entre especies humanas arcaicas en Asia y Europa, y en esta ocasión este trabajo mostraría que esto también ocurrió en África, donde aparecieron los primeros humanos. «Parece que el cruce entre diferentes especies humanas tempranas no es una excepción, sino la norma», ha sugerido Gokcumen.
Hasta ahora se sabía que la proteína MUC7 da consistencia a la saliva y se adhiere a los microbios, probablemente dificultando que ataquen al organismo. Pero en esta ocasión, esta proteína ha permitido hacer un impactante descubrimiento por casualidad.
La huella del fantasma
Los investigadores decidieron acudir a una base de datos con todos los genes (genomas) de 2.500 personas para analizar las secuencias que producen la proteína MUC7. Gracias a eso, observaron que las poblaciones subsaharianas actuales tienen una variante de este gen distinta a las de los otros humanos modernos. Además, estas variantes presentes en subsaharianos se parecen menos a las de denisovanos y neandertales que las de los demás, lo que sugiere que ese gen es una huella dejada por una especie antigua desconocida de la que no se tienen fósiles; es decir, una especie fantasma.
«Según nuestros análisis, la explicación más plausible para esta variación es una introgresión, o sea, la introducción de material genético de una especie “fantasma” de humano antiguo», ha propuesto Gokcumen.
Según sus cálculos, basados en las tasas de mutación de los genes, estos ancestros desconocidos se reprodujeron con otras especies humanas antiguas hace solo 150.000 años, después de que ambas se separaran en la evolución hace 1,5 o dos millones de años.
Aparte de este interesante hallazgo, el equipo de Gokcumen ha apoyado la idea de que la proteína MUC7 tiene la capacidad de alterar la composición de la comunidad de bacterias (microbioma) que vive dentro de la boca, puesto que distintas versiones del gen parecen estar directamente relacionadas con diferentes composiciones de estas comunidades.
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