Compuesta por el artista Nickolay Lamm, así se verían nuestras ciudades si las señales WiFi y de teléfonos celulares fueran visibles al ojo humano.
Los efectos perjudiciales para la salud de la tecnología inalámbrica ha sido un tema muy debatido en los círculos científicos desde hace años. Vinculada con el aumento de estrés, confusión mental, insomnio, cáncer, menor recuento de espermatozoides, la enfermedad de Alzheimer, problemas de comportamiento y retrasos en el desarrollo, muchos están cuestionando el uso cotidiano de la tecnología Wi–Fi, teléfonos móviles, tabletas, contadores inteligentes y otras ‘necesidades’ modernas.
Para cualquier persona que tenga una experiencia personal con la sensibilidad electromagnética provocada por estos dispositivos, existen pocas dudas de su efecto negativo en la salud, claridad mental y el bienestar general. Lamentablemente, los seres humanos no son los únicos afectados negativamente por la tecnología inalámbrica. Investigadores en los Países Bajos han encontrado que la contaminación electromagnética también puede dañar a los árboles.
Daño silencioso
Cuando funcionarios de la ciudad holandesa de Alphen aan den Rijn notaron malformaciones en árboles locales, comenzaron a cuestionar la causa. Después de que las infecciones virales y bacterianas fueron descartadas, los investigadores centraron su atención en el estudio de los efectos de la radiación electromagnética en la vida vegetal.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Wageningen en los Países Bajos, las señales Wi-Fi podrían muy bien ser las responsables de los árboles enfermos, que presentaban desgarros en la corteza, sangrando y hojas muriendo prematuramente.
El equipo se dispuso a probar su hipótesis exponiendo 20 fresnos a diversos tipos de radiación por un período de tres meses. Los árboles con mayor proximidad a las redes Wi–Fi sufrieron indicadores reveladores de enfermedad por radiación, incluyendo un “brillo como de plomo” en sus hojas, que es causado por el deterioro de las capas de células externas – que conduce a la muerte prematura del follaje.
Informa el diario Los Angeles Times, “Alrededor del 70% de todos los árboles en las zonas urbanas de los Países Bajos muestran los mismos síntomas, en comparación con sólo el 10% de hace cinco años“.
Los resultados no son sorprendentes, teniendo en cuenta la explosión de la disponibilidad y uso de la tecnología Wi–Fi en los últimos años.
Los investigadores destacaron que estas anomalías en los árboles no son aisladas a los Países Bajos – es un problema en todo el mundo occidental. Y los árboles en zonas rurales o no urbanas no parecen sufrir el mismo destino poco saludable como sus hermanos que habitan la ciudad.
Después de que el estudio fue ampliamente difundido por los medios de comunicación, un gran contragolpe llevó a la Agencia Holandesa Antena a emitir la siguiente declaración:
“El investigador de la Universidad de Wageningen indica que estos son resultados iniciales y que no se ha confirmado en un examen con repetición. Se advierte claramente que todavía no hay conclusiones de largo alcance de sus resultados. Con base en la información disponible, no se puede concluir que las señales de radio Wi–Fi conduzcan a daños en los árboles u otras plantas“.
Cabe señalar la Agencia Holandesa Antena “…es un departamento de la Agencia de Radio comunicaciones de los Países Bajos. Este es un organismo especializado del Ministerio de Asuntos Económicos. Tiene tres tareas principales: Obtener, asignar y proteger el espacio de frecuencias“
Independientemente de la motivación de la agencia, no es fácil hacer a un lado las conclusiones del estudio, sobre todo porque otras investigaciones también han encontrado que las señales Wi–Fi dañan la vida de la planta.
Wi-Fi y Naturaleza – Una mezcla poco saludable
Katie Singer está involucrada con la política pública del Instituto de Política de Radiación Electromagnética, una organización dedicada a fomentar una mejor comprensión de los efectos biológicos ambientales y humanos de la exposición a la radiación electromagnética, así como las frecuencias extremadamente bajas (ELF) encontradas en los suministros de la línea eléctrica.
Singer está especialmente preocupada por el efecto que la frecuencia de radio tiene efecto sobre el medio ambiente natural. Ella escribe en An Electronic Silent Spring:
“En un artículo de 2010 publicado en la Revista Internacional de Investigación Forestal, la investigadora Katie Haggerty explicó que el ambiente de radio frecuencia natural de la Tierra se ha mantenido igual dentro de la vida útil de los árboles modernos. “Antes de 1800,” Haggerty escribió, “los principales componentes de este entorno fueron el ruido de radio de banda ancha desde el espacio (ruido galáctico), desde rayos (ruido atmosférico), y un componente de radio frefuencia más pequeño del sol.” …Las plantas pueden haberse adaptado para usar estas señales ambientales, junto con la luz visible con el fin de regular sus funciones periódicas. Por lo tanto, pueden ser sensibles a los campos de RF hechos por el hombre. “El fondo de la contaminación RF”, Haggerty continuó, “hoy es muchas veces más fuerte que el entorno de RF de origen natural.
Por otra parte, Singer señala que el biólogo británico Dr. Andrew Goldsworthy está alarmado por el aumento de las miestriosas muertes de los árboles que ocurren en las zonas urbanas de toda Europa. “También muestran respuestas fotoperiódicas anormales. Muchos tienen crecimientos como de cáncer debajo de la corteza (nódulos floema). La corteza también puede dividirse de manera que los tejidos subyacentes se infectan. Todo esto puede explicarse como resultado de la exposición a los campos de RF débiles de los teléfonos móviles, a sus estaciones base, Wi–Fi y fuentes similares de radiación débil no ionizante“, dijo.
Si los árboles se ven afectados negativamente por la contaminación electromagnética, tenemos que cuestionar seriamente cómo los seres humanos y los animales pueden sufrir efectos negativos también.
Si a usted le gustaría aprender más sobre el lado oscuro de la tecnología inalámbrica – y qué hacer al respecto – visite BioInitiative 2012 y Mercola.
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