La ruptura de dos diques de contención arroja 62 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos al río Doce y al Atlántico, dejando decenas de pueblo anegados, miles de especies arrasadas y playas contaminadas. Hay 12 personas muertas y 11 desaparecidos.
La llegada al mar el domingo de la mancha oscura que viene provocando la muerte de miles de peces desde que alcanzó las aguas del río Doce hace dos semanas fue confirmada por técnicos del Servicio Geológico de Brasil mediante análisis a las muestras de agua.
Los últimos exámenes demostraron que el lodo y los residuos tóxicos superaron la desembocadura del Doce y que, pese a las barreras de contención instaladas por la empresa responsable, también llegaron hasta las playas del estado de Espíritu Santo.
La dimensión del caso ha supuesto que esta sea considerada la tragedia ambiental más grave de Brasil.
El desastre fue causado por la ruptura el 5 de noviembre de los diques de contención de dos depósitos de agua y residuos minerales de una mina de la compañía Samarco, empresa compartida por la brasileña Vale y la australiana BHP, dos de las tres mayores mineras del mundo.
La riada, la más grave ocurrida en el mundo en al menos una década, destruyó completamente el poblado de Bento Rodrigues, dependiente de la ciudad de Mariana; anegó otros seis poblados y una enorme extensión de tierras en el estado de Minas Gerais (sudeste de Brasil), y afectó al río Doce.
12 muertos y 11 desaparecidos
Según el último balance oficial, el accidente dejó al menos doce muertos, cuatro de ellos todavía sin identificar, y los cuerpos de rescate todavía buscan a once desaparecidos.
Tras alcanzar el cauce del Doce, el vertido pasó por varios municipios que se abastecen con las aguas de este río y que tuvieron que suspender el suministro, entre los que se encuentra Colatina, una de las mayores ciudades del estado de Espíritu Santo.
Los técnicos de Samarco abrieron un canal en la desembocadura del Doce e instalaron barreras de contención para intentar que el vertido se dirigiera directamente a mar abierto en el océano Atlántico, pero las medidas no funcionaron y el material tóxico alcanzó las playas a los dos lados del estuario.
Samarco admitió que las boyas de contención no funcionaron debido a que son diseñadas para retener vertidos de petróleo pero que al menos consiguieron retener la parte más gruesa del lodo.
Los esfuerzos para impedir la llegada de la mancha a las playas y los manglares próximos a la desembocadura del río Doce obedecen a que tales áreas son usadas por diferentes especies de tortugas y cangrejos para reproducirse.
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