Al menos 15 fallecidos y unas 10.400 familias damnificadas han dejado hasta el momento las intensas lluvias e inundaciones que afectan a Bolivia, en particular a seis de las nueve regiones del país, informó hoy una fuente oficial.
El viceministro de Defensa Civil, Oscar Cabrera, detalló en una entrevista con la radio estatal que en la región central de Cochabamba han muerto siete personas; otras cinco en Potosí (suroeste); dos en la sureña Chuquisaca y una en Santa Cruz (este).
“Hasta la fecha estamos con una cifra de 10.400 familias (damnificadas)”, señaló Cabrera.
Añadió que las zonas que han sido “gravemente afectadas” y donde el riesgo “continúa latente” son el norte de La Paz y el municipio potosino de Cotagaita.
En el norte de La Paz, más de 500 familias quedaron damnificadas y 19 viviendas se derrumbaron esta semana a causa de las inundaciones por el desbordamiento de ríos en las localidades de Guanay y Tipuani.
Un tramo de la carretera que conecta a la ciudad de La Paz con varias poblaciones del norte del departamento homónimo se derrumbó ayer, ocasionando el corte de esa vía, reportó la estatal Administradora Boliviana de Carreteras en un comunicado.
Según la ABC, la intensa lluvia que cayó en la zona activó “una falla geológica que provocó el deslizamiento de un talud y consecuente pérdida de plataforma en el kilómetro 11 y medio, pasando (el pueblo de) Caranavi hacia Alto Beni”.
La entidad envió maquinaria pesada y personal técnico para abrir inicialmente un paso provisional y después iniciar la rehabilitación del tramo dañado.
Cabrera indicó que se han enviado 13,6 toneladas de ayuda humanitaria para atender a los damnificados en el norte de La Paz.
Agregó que las lluvias en Cotagaita dejaron hasta el momento cinco muertos y 120 familias damnificadas, por lo que Defensa Civil también ha llevado asistencia a ese municipio.
Según el funcionario, por ahora el impacto de las lluvias e inundaciones en el país ha sido menor con respecto al año pasado, cuando “a estas alturas había mayor cantidad de familias afectadas y personas que perdieron la vida”.
La temporada de lluvias, que en Bolivia se extiende de octubre a marzo, fue en 2014 una de las más devastadoras de las últimas décadas, con 60 personas fallecidas, unas 60.000 familias damnificadas y pérdidas millonarias en el sector agropecuario.
Cabrera aseguró que este año el país está mejor preparado que en 2014, tanto en la alerta y prevención de desastres como en la atención de las emergencias a causa de las lluvias
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