El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar el accidente nuclear de Fukushima. Desde entonces se han llevado a cabo diversos estudios sobre las consecuencias medioambientales de este desastre. Ahora, investigadores de la Universidad de Ryukyus, en Okinawa (Japón), presentan los resultados tras estudiar lo que les pasa a las mariposas que comen plantas contaminadas por la radiactividad de Fukushima.
Concretamente, las larvas de la mariposa Zizeeria maha que han ingerido hojas expuestas a radiactividad son más propensas a sufrir anomalías y muerte temprana. Estas hojas se encuentran a unos 1.600 kilómetros al sur de la central accidentada.
Según explica Joji Otaki, investigador principal del estudio que se publica hoy en la revista Scientific Reports, bajo el título “The biological impacts of ingested radioactive materials on the pale grass blue butterfly”:
Nuestro trabajo demuestra que el impacto biológico aumenta rápidamente a bajas dosis de ingestión de estas plantas en la curva dosis-respuesta que se presenta para esta mariposa [...] el consumo de hojas de plantas con niveles relativamente bajos de cesio artificial emitidos por la central tiene efectos medibles en la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de estas mariposas