Un halo de unos 17.000 objetos mayores que una taza orbita en torno a la Tierra. Esos desechos se convierten en proyectiles que pueden acabar con naves y satélites
Una tuerca puede parecer inofensiva. Pero cuando forma parte de la llamada basura espacial que orbita la Tierra después de decenas de años de lanzamientos de satélites, naves y misiles, se convierte en un proyectil que viaja a miles de kilómetros por hora y que puede hacer saltar por los aires un transbordador.Y teniendo en cuenta que hay unos 17.000 objetos más grandes que una taza orbitando la Tierra, incluyendo satélites, carcasas de cohetes y demás escoria tecnológica, la necesidad de limpiar este peculiar vertedero se convierte en imperiosa. Al menos si no se quiere hacer realidad la ficción de Gravity. Por ello, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará en 2021 una «misión escoba espacial» a la que han llamado «e.DeOrbit» y que en vez de un cepillo recurrirá a una tecnología aún más sofisticada: el arpón.
La misión consiste en el lanzamiento de un satélite «cazador» especializado en cazar satélites fuera de control. Para ello, está provisto de sensores y sistemas de control autónomo que le permitirán acercarse a su objetivo y arponearlo, como si de una ballena se tratara.
Esquema del arpón que se usará para retirar satélites abandonados
Después de descartar la red arrojadiza, los cepos y los brazos robóticos, este «gladiador» lanzará el arpón a alta velocidad, perforará la estructura del despojo espacial y recogerá el cabo para acercarlo a una nave nodriza. De momento, el sistema ya ha sido probado en Reino Unido y con una maqueta.
Los ensayos están en plena fase de simulación, análisis y experimentos y se sumarán a las soluciones que ya se han propuesto para luchar contra la basura espacial. Pero lo cierto es que la ESA acepta nuevas propuestas.
Una bomba de relojería
Según la ESA, estos satélites incontrolados de varias toneladas son bombas de relojería: tarde o temprano acabarán involucrados en una colisión, si los restos de combustible en sus depósitos o si sus baterías parcialmente cargadas y calentadas por el Sol no hacen que exploten antes.
Además, destacan que es especialmente importante retirar los desechos en ciertas órbitas bajas, como las que permiten a los satélites de observación fotografiar siempre a la misma hora local un determinado lugar del planeta.
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