Según un reciente artículo de Kyle Cleveland, profesor de sociología en el campus de Japón de la estadounidense Universidad de Temple, publicado este lunes en la revista ‘Asia-Pacific Journal’, el USS Reagan experimentó niveles de radiación 30 veces superiores a lo normal durante las operaciones de socorro frente a las costas de Japón después de que un tsunami dañara los reactores de la central nuclear de Fukushima.
El trabajo, titulado ‘Movilización de polarización nuclear: la crisis nuclear de Fukushima y la Política de la Incertidumbre’, se basa en unas transcripciones de una conferencia telefónica entre altos funcionarios de la Marina de guerra y del Departamento de Energía de EE.UU., informa el portal NextGov.
En esas transcripciones, el almirante Kirkland H. Donald, entonces director de la propulsión nuclear naval, dijo que el nivel de radiación en la columna de humo que emitía la planta nuclear era “probablemente más importante que lo que habíamos pensado en un principio”.
Troy Mueller, el administrador adjunto para los reactores navales de Energía, que admitió que el nivel de la radiación era 30 veces más alto de lo normal, también dijo que después de 10 horas desde el inicio de la operación, la cantidad de radiación experimentada en el barco ya era tan alta que podría destruir la glándula tiroides.
Sin embargo, la portavoz de la Marina teniente comandante Sarah Flaherty, dijo en un correo electrónico que los miembros de la tripulación a bordo del USS Reagan nunca estuvieron en peligro de verse afectados por dicha emisión. Según ella, la exposición a la radiación en el peor de los casos de un miembro de la tripulación podía ser de un 25% menos que la media anual que recibe un ciudadano estadounidense común de las fuentes naturales como el sol, la tierra o las rocas.
Ese análisis se produjo apenas días después de que 79 miembros de la tripulación del portaviones USS Ronald Reagan presentaran una demanda contra la operadora de Fukushima, TEPCO.
De acuerdo con la demanda, los funcionarios de TEPCO sabían que el barco se encontraba en la zona contaminada, pero no hicieron nada para advertir de esto a los marineros. Los demandantes piden 1.000 millones de dólares por daños y perjuicios, alegando que la empresa fue negligente en la construcción y operación de la planta
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