Todos los días, durante las 24 horas, hay un ejército invisible que apunta a tu cerebro: no utiliza tanques, aviones ni misiles, sino información direccionada y manipulada por medio de imágenes y titulares. No lo sabes, ni siquiera lo sospechas, pero estás metido dentro de una guerra. Invisible, cruenta, devastadora, silenciosa, que todos los días te convierte en víctima y en victimario de un sistema que ya no necesita matar físicamente para dominar.
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