El Gobierno de Jartum condena el ataque a su fábrica de armas tras calificarlo de «brutal» y culpar a Tel Aviv
Nuevo
escenario para la «guerra fría» entre Israel e Irán. Desde el pasado domingo, al
menos dos fragatas de guerra iraníes se encuentran atracadas en Sudán en señal
de «apoyo y amistad», según reconoció el portavoz militar del país africano,
Savarmi Khaled Saad.
La
llegada de los navíos, que estarán fondeados en la localidad de Port Sudán (a
orillas del Mar Rojo) hasta este miércoles, se produce una semana después de que
una fábrica de armamento de la capital sudanesa, Jartum, fuera bombardeada
causando la muerte de al menos dos personas. Un ataque que el Gobierno de Omar
al Bashir vincula directamente a Israel.
«La
presencia de los buques muestra claramente el apoyo sólido
de las relaciones políticas y diplomáticas entre Sudán e Irán», señaló el
portavoz marcial, que evitó relacionar ambos acontecimientos.
Paradójicamente, solo unas horas antes, el Gobierno
sudanés había emitido un comunicado donde condenaba la agresión a su fábrica de
armamento, calificándola de «brutal asalto llevado a cabo por el Estado de
Israel». De igual, el Ejecutivo sudanés rechazó las acusaciones de que esta
factoría estuviera fabricando armas para Irán y acusó a Israel de «filtrar»
estas informaciones.
Pese a
ello, el interés de Irán por el continente africano tampoco es nuevo. Ya a
comienzos de año, el ministro de Exteriores iraní -Ali Akbar Salehi- anunció
la apertura de cuatro nuevas
legaciones diplomáticas en el continente africano.
¿Los
destinatarios de tan magno honor por parte del régimen de los ayatolás? Más que
interesantes: Somalia (en los últimos años, Irán se ha convertido en uno de los
principales socios económicos del país), Yibuti (el mando de Estados Unidos para
África -Africom- cuenta con numeroso personal civil y militar desplazado allí),
Sudán del Sur (el país más joven del mundo) y Camerún (la llave al Oeste
continental).
Es
cierto que el interés comercial viene de lejos: En 2011, la República Islámica
donó cerca de 43 millones de dólares para frenar la hambruna que asuela el
Cuerno de África.
Aunque
la colaboración armada, también. Cinco años antes, un informe de Naciones Unidas
denunciaba el apoyo militar por parte de
Teherán a la Unión de Tribunales Islámicos de Somalia, una asociación
pseudo islamista -por aquel entonces en el poder- que posteriormente ha servido
de germen tanto de Al Shabab (el histórico líder espiritual del grupo, Hassan
Dahir Aweys, también lo era de los Tribunales) como del anterior mandatario
somalí (Sheikh Ahmed sirvió como presidente de las Cortes).
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