La retirada del agua que se acumuló en la pedanía de El Esparragal, en Puerto Lumbreras, durante las inundaciones de finales de septiembre ha sacado a la luz otro preocupante fenómeno: una grieta en el suelo que se extiende a lo largo de 1,5 kilómetros y que en algunos puntos llega a tener hasta cinco metros de profundidad.
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