El Tribunal Federal de Cuentas de Alemania ha ordenado la realización de un control de auditoría de las reservas alemanas en lingotes de oro que hay en el extranjero y que son propiedad del Estado.
Esa entidad, ubicada en Bonn, ha urgido al Bundesbank a que compruebe con la mayor brevedad posible que las barras de oro están efectivamente en las cajas fuertes correspondientes. Las reservas de oro de Alemania están repartidas en diversos refugios en Nueva York, París y Londres, además de los fondos que permanecen en Alemania.
Este país posee la segunda mayor reserva de oro en el mundo, que a fines del 2011 totalizaba 3.396 toneladas con un valor de 133.000 millones de euros, según las cuentas oficiales. Esas barras podrían traducirse ahora en alrededor de 143.000 millones de euros debido a la apreciación del precio internacional del oro. Las barras de oro solamente son parte de las reservas monetarias del Estado alemán.
Una auditoría de este tipo puede exigir el traslado de los lingotes de oro a la sede de la auditoría, puesto que en ocasiones se procede al fundido de las barras para comprobar la autenticidad y la cantidad exacta de metal precioso que contiene cada una de ellas. En este caso, el Tribunal Federal de Cuentas ha informado de que no se procederá al fundido de toda la reserva de oro, sino de una muestra aleatoria que garantice estadísticamente la calidad y cantidad de la reserva. En los próximos 3 años está previsto repatriar 50 toneladas de oro desde Nueva York, para que esos lingotes sean examinados, y el Bundesbank cuenta con ir devolviéndolos a su refugio a medida que pasen las comprobaciones.
Un portavoz del banco central alemán ha aclarado que el proceso no supondrá retirada alguna de reservas de Nueva York, Londres o París, alegando que “todavía hay buenas razones para guardar el oro en Nueva York o Londres“.
El Tribunal ha tomado la decisión de auditar el oro presionado por varios diputados alemanes que han puesto en duda en sede parlamentaria la integridad de las reservas de oro alemanas y que han denunciado que se les había impedido acceder a las cajas fuertes para comprobar que los lingotes siguen allí, acusando al Bundesbank de violar los principios de buen inventariado y contabilidad.
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