La población de hámsters salvajes del noreste de Francia afronta problemas debido al consumo exclusivo de maíz dado que muchas madres acaban comiéndose a sus propias crías por no poder diversificar su dieta, según informa The Guardian.
El Cricetus cricetus —o hámster común— se encuentra seriamente amenazado en esta parte de Europa.“El hábitat de nuestro hámster está colapsando”, afirmó Gerard Baumgart, presidente del Centro de Investigación de Protección Medioambiental en Alsacia y experto en esta especie de roedores.
Según un equipo de investigadores capitaneado por la científica Mathilde Tissier, de la Universidad de Estrasburgo, la dieta de los animales los está llevando a la extinción. Aparte de los pesticidas y la maquinaria agrícola empleados en los campos en los que viven, el hecho de que su dieta haya pasado de estar compuesta por semillas, raíces e insectos a basarse prácticamente únicamente en maíz —debido al monocultivo industrial que se practica en estas zonas— ha repercutido muy negativamente en las vitaminas a las que tienen acceso estos animales.
Según este estudio científico, cuatro quintas partes de las crías nacidas de madres que tenían una dieta variada consiguieron crecer y salir adelante. Por el contrario, solo el 5% de las crías de hámsters que se alimentaban únicamente de maíz sobrevivieron.
En la mayoría de los casos eran las propias madres las que se comían a sus crías “cuando todavía seguían vivas”, según explican los científicos encargados de la investigación, en declaraciones recogidas por el medio británico. Estas hembras, además, estaban hinchadas y tenían la lengua negra, unos síntomas que se relacionan con la falta de vitamina B3.
“Una dieta basada en maíz mal cocinado se ha asociado a un aumento de las tasas de homicidio, suicidio y canibalismo entre los humanos”, declararon los investigadores.
Sin embargo, cuando los roedores disponían de vitamina B3, su comportamiento se normalizaba. Dos propuestas para salvar al hámster salvaje de este rincón de Europa son sembrar nuevas plantas que ayuden a mejorar su dieta y diversificar los cultivos.
Baumgart, quien ha estado luchando durante años por la protección de los roedores en peligro de extinción, aseguró que “la agricultura de monocultivo es realmente mala para la biodiversidad” y pidió que se dieran pasos concretos para proteger a esta especie.
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