Seremos testigos, quizá
pronto, de unos cuantos hechos simulados. En primer lugar un problema simulado,
en segundo lugar unos titubeos y unos esfuerzos simulados por resolver el
problema simulado y en tercer lugar una solución simulada al problema
simulado.
SIMULACIÓN UNO:
Un día nos levantaremos de la cama con la
noticia de que la desconfianza en las instituciones de crédito y el consiguiente
pánico se han extendido de forma misteriosamente súbita por todo el mundo y los
depositantes están haciendo colas kilométricas a la puerta de los bancos para
retirar su efectivo. Esto sucederá sin previo aviso y por las buenas. Puede que
busquen algún pretexto en algo que haya sucedido en la bolsa, en la quiebra de
algún pequeño banco o en lo que sea. O puede que no.
Los ciudadanos nunca y bajo ningún concepto
recuperarán en metálico el importe de sus depósitos puesto que ese metálico no
existe. No es que se haya gastado, sino que no ha existido nunca. El dinero que
había en la cuenta se lo han inventado los propios bancos mediante el sistema de
depósito fraccionario. Como comenté en mi anterior artículo, el papel moneda no
es más que un 5% del circulante.
Los ciudadanos acudirán, si hablamos de España,
al Fondo de Garantía de Depósito sólo para encontrarse con que de ahí no sacan
nada. Ese fondo te garantiza hasta 100.000 euros en forma de dinero imaginario,
no en billetes. Quiere esto decir que en caso de quiebra de tu banco te
anotarán en otro cualquiera el importe máximo de 100.000 euros, pero tú nunca
verás los correspondientes billetes. Si lo que piden los ciudadanos es la
devolución de su papel moneda, como es el caso, el Fondo de Garantía de
Depósitos no sirve de nada.
Se extenderá un sentimiento de
inmensa angustia colectiva. Aparentemente nos enfrentaremos al colapso
financiero universal, al bloqueo de la economía, el hambre, la miseria y todo
eso.
Ellos tienen la capacidad de originar esa
situación con la misma facilidad con la que fabrican el dinero de la nada. Sólo
tienen que chasquear los dedos y uno o varios de los medios de comunicación a su
servicio se encargarán de sembrar el pánico y presentar las cosas de tal forma
que los televidentes, radiooyentes y periodicoleyentes salgan de estampida hacia
su banco y se pongan a hacer cola totalmente aterrorizados.
El sistema monetario (que paradójicamente
carece de monedas) se mantiene sólo gracias a una convención: La fe que tenemos
en que los saldos de las cuentas bancarias poseen un valor real de cambio. El
día en que cese esa convención, se acabó. Y se acabó significa el colapso y el
caos. Es difícil que eso suceda de forma espontánea, pero ellos lo pueden
provocar a voluntad. Vivimos sobre una bomba de relojería.
SIMULACIÓN DOS:
Se reunirán a puerta cerrada el G 8, la Troika,
el Banco Mundial, el FMI, la Comisión Europea y no sé si me olvido de alguno.
Estas reuniones se prolongarán hasta altísimas horas de la madrugada con el fin
de hacer frente al inmenso desafío, afinar el ingenio y buscar solución a un
problema que realmente es de supervivencia. Lo que pasa es que quizá en esa
larga noche los interesados se dediquen a dormitar o a ver películas de video,
porque la verdad es que está todo pactado y diseñado de antemano, tanto el
problema como la solución que deben anunciar al día siguiente muy
temprano.
SIMULACIÓN TRES:
Por la mañana, un portavoz al que maquilladores
profesionales a lo mejor le han pintado ojeras, dará la rueda de prensa más
esperada de los últimos cincuenta años. La comunicación comenzará haciendo una
breve semblanza del problema y dejando constancia de que puesto que sólo el 5%
del circulante es papel moneda, sólo ese 5%, como mucho, ha podido ser
reintegrado a los depositantes, por lo que la mayoría de éstos se ha quedado
pasando la mano por la pared.
El objetivo de este discurso
es transformar a la víctima en verdugo y señalar como culpable del colapso
financiero al propio papel moneda, sólo como prólogo para anunciar su definitiva
desaparición en favor del dinero imaginario que desde entonces podremos usar con
tarjetas de crédito, de débito y monederos electrónicos como única forma de
intercambio.
El portavoz anunciará que ya pueden cesar las
lágrimas, las tragedias y los suicidios de ciudadanos que de la noche a la
mañana han perdido los ahorros de toda una vida, puesto que el nuevo sistema
permitirá garantizar los depósitos divinamente.
Puesto que el dinero que tenemos en nuestras
cuentas bancarias nada tiene que ver con el papel moneda y consiste en simples
anotaciones en el ordenador del banco, a éste no le cuesta nada garantizar los
depósitos mediante el simple procedimiento de decirnos que tranquilos, que no
pasa nada, que si tu saldo marcaba 56.000 euros, lo seguirá marcando. Lo
importante es que nadie se deje llevar ya por la anticuada superstición de los
billetes. Situación controlada y rotundo éxito de las autoridades reunidas. El
mundo vuelve a estar a salvo. El único requisito a cumplir es ofrecer a los
dioses el papel moneda en el altar de sacrificios.
SIMULACIÓN CUATRO:
Los periodistas pagados por el sistema se
encargarán de cimentar el fraude en sus comentarios, tertulias, editoriales,
entrevistas y columnas. Señalarán que la desaparición del papel moneda es un
gran avance que procurará estabilidad financiera y hará ya para siempre
imposible una situación de corralito.
Las televisiones darán cuenta de autos de fe en
los que en nombre del progreso se quemarán ritualmente toneladas de billetes.
Por cierto, siendo de papel entran en ignición a la misma temperatura que los
libros: 451 grados farenheit (con saludos a Ray Bradbury).
¿PARA QUÉ SIRVE TODO ESTO?
Aunque en España y otros países el monopolio de
la fabricación de papel moneda es del Estado, esto no es así en las principales
economías del mundo, como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia. Como
cuenta Esteban Cabal en su extraordinario libro Gobierno Mu¿Sabéis qué va a
pasar? Una descripción del ya cercano golpe de estado mundial por José
Ortega
Debería parecer evidente que de esta manera los
bancos se transforman en los propietarios del país. Sería demasiado descarado
que Don Mariano Rajoy firmara un Decreto que autorizara a Don Emilio Botín a
emitir euros en detrimento del Banco de España. Esto sería lo mismo que entregar
España a este señor y publicarlo en el BOE.
Pero ellos saben que hay otra forma de
conseguir el mismo fin. Terminar definitivamente con el papel moneda es otorgar
a los bancos un privilegio aún mayor que el de imprimir billetes. El sistema de
creación de dinero de la nada mediante el depósito fraccionario es mucho mejor y
más limpio. No te pringas de tinta ni tienes que lidiar con
falsificadores.
De hecho, ya no haría falta ni siquiera esta
figura del depósito fraccionario, que implica que una parte del dinero
depositado por los ciudadanos debe reservarse en forma de billetes. No hay
billetes, luego no hay reserva de metálico ni depósito fraccionario: Lo único
que habrá será una capacidad ilimitada de los bancos para crear dinero de la
nada. Y de hacerlo con carácter de monopolio. Y de hacerlo en todo el
mundo.
Entre otras cosas, los Ministros de Economía
irán de acá para allá fingiendo que luchan contra la inflación sin reconocer que
nada pueden hacer contra ella, puesto que los bancos se dedicarán a poner en
circulación todo el dinero que les viene en gana (de hecho, esto ya
sucede).
Como es propio en los sistemas de las llamadas
economías de escala, este proceso permitirá al mismo tiempo ir dando ambiente
para la gloriosa implantación del microchip bajo la piel, con el que tendremos
la inmensa dicha de hacer todas nuestras transacciones comerciales y así
permitir que nuestros amos conozcan hasta el más ínfimo detalle de nuestra
vida.
¿Sabéis que es lo que podemos hacer para
impedir que esto ocurra? Nada. Nos tienen totalmente cogidos. El día que lo
decidan, lo pondrán en marcha y nadie lo podrá impedir. Creo que este proceso es
el definitivo golpe de Estado que dará lugar al gobierno mundial.
Por José Ortega
Tomado de: http://narom.org/
Fuente: http://stopsecrets.ning.com/profiles/blogs/el-plan-para-eliminar-el-dinero-efectivo-golpe-de-estado-mundial
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