La gigantesca tormenta solar registrada
en julio de 2012 habría sumido en un completo caos a la Tierra de haberse
dirigido directamente a nuestro planeta.
Según un informe publicado en la revista
‘Nature
Communications‘, de haber alcanzado la Tierra, la tormenta
podría haber tumbado la red eléctrica y de satélites, dejándonos en la
oscuridad, sin comunicaciones ni GPS, durante mucho tiempo.
“Probablemente hubiera sido como la gran
tormenta de 1859 [conocida como evento Carrington], pero el efecto hoy en día,
con toda nuestra tecnología moderna, habría sido tremendo”, asegura Janet G.
Luhmann, investigadora de la Universidad de California y una de las autoras del
estudio.
“En julio de 2012 tuvimos suerte de esquivar una
gigantesca bala magnética”, agregó. Según cálculos de los científicos, la
eyección solar viajaba a una velocidad de casi 2.900 kilómetros por segundo.
“Este tipo de tormentas gigantes no son comunes, pero si impactan en la Tierra,
pueden tumbar nuestra infraestructura electromagnética”.
En 1989 una gran tormenta geomagnética provocó
un apagón en Quebec, Canadá, que dejó a cinco millones de personas sin
electricidad durante nueve horas en pleno invierno. Además, el incidente costó
12.700 millones de dólares estadounidenses y las agencias espaciales de varios
países perdieron el rastro de algunas de sus sondas y satélites. Los autores de este informe no descartan que
otro fenómeno similar vuelva ocurrir dentro de unos años.
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