DESPUÉS DE MI AVISO Y MILAGRO HARÁN SU APARICIÓN EN PÚBLICO MIS DOS
TESTIGOS!
Pueblo mío, Heredad mía, paz a vosotros.
Después de mi aviso y milagro harán su aparición
en público mis dos testigos.
Pueblo mío, acoged a mis mensajeros y prestadles
toda vuestra ayuda; ellos son mis testigos y yo iré delante de ellos. Quien los
acoja a mí me acoge, quien los rechace a mí me rechazará. Mis dos olivos tienen
el poder de atar y desatar, de bendecir y maldecir; mi adversario no va a poder
hacer lo que quiere, porque ahí estarán mis dos testigos para destruir sus
planes y su falsa doctrina.
Mi pueblo escuchará mi voz y se alegrará con la
presencia de mis mensajeros, porque verán en ellos al Dios de Israel que viene a
rescatarlos. Mis dos testigos harán que muchos caigan y otros se levanten; serán
una piedra de tropiezo para mi adversario y sus emisarios del mal; más para mi
pueblo, serán consuelo y esperanza.
Mis mensajeros están guiados por la luz, la
sabiduría y el poder del Espíritu, que mora en ellos. Ninguna fuerza del mal
podrá hacerles daño hasta que se cumpla el tiempo de mi Santa Voluntad. Todos
aquellos que atenten contra sus vidas, morirán. Se les dará el poder sobre las
aguas, para que las conviertan en sangre y poder sobre la tierra para que la
hieran con toda clase de plagas, las veces que quieran. Se les dará también el
poder de cerrar los cielos por el tiempo que dure su predicación.
Mis dos testigos harán señales y prodigios en mi
Nombre y mi pueblo fiel los seguirá y escuchará. Los emisarios del mal buscarán
destruirlos pero no podrán, porque de sus bocas saldrá fuego que los
pulverizará. Mis dos olivos muy pronto conoceréis, pueblo mío. Alegraos simiente
del Dios de Israel, alegraos montes y collados al paso de mis mensajeros, porque
vienen a anunciar la salvación, a rescatar a Jerusalén, atraer la buena nueva y
a gritarle a Sión: ¡Tu Dios vive, Tu Dios reina!.
Preparaos pues pueblo mío, para que acojáis a
mis mensajeros, porque su tiempo está por comenzar. Prestadles toda vuestra
ayuda porque vienen en mi Nombre. Ellos son mis candelabros que alumbrarán la
oscuridad de aquellos días y allanarán con mi amada Hija y mis Ángeles el camino
para el regreso triunfal de mi Hijo. Quedad en mi paz, pueblo mío, heredad mía.
Vuestro Padre, Yhave, Señor de las Naciones.
Dad a conocer mis mensajes en todos los confines
de la tierra.
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