La desintegración de un fragmento de origen cometario sobre la provincia de Madrid provocó un enorme destello que iluminó el centro del país el pasado 13 de julio de 2012. El brillo fue tan intenso que el evento pudo contemplarse desde toda la Península Ibérica. De hecho, en una fracción de segundo en la zona centro el cielo nocturno se iluminó como si fuese de día.
El fenómeno tuvo lugar sobre las 2h:05m de la madrugada y la extraordinaria magnitud del evento permitió que fuera detectado no sólo por las cámaras situadas en el Observatorio UCM sino por otras más alejadas.
Se observó desde varios cientos de kilómetros de distancia. En total, se han obtenido datos desde nueve estaciones de detección (Huelva, Sevilla, Arenosillo, Madrid, La Hita, Villaverde del Ducado, Sierra Nevada, Bootes-1 y La Cañada), todas ellas pertenecientes a la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (SPMN).
El equipo de investigación
En la Universidad Complutense de Madrid trabajan en la detección de meteoros Jaime Zamorano, Alejandro Sánchez de Miguel, Francisco Ocaña y Jaime Izquierdo. En esta investigación, que ha estado liderada por el Profesor José María Madiedo (Universidad de Huelva), han intervenido también los equipos dirigidos por los investigadores Josep Maria Trigo-Rodríguez (Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, CSIC) y José Luis Ortiz (Instituto de Astrofísica de Andalucía, CSIC).
Un trozo de cometa nos visita
Las observaciones que se han llevado a cabo han permitido obtener, entre otros resultados, la trayectoria en la atmósfera terrestre del objeto, su órbita en el Sistema Solar e información sobre su composición química. El análisis preliminar de los datos llevado a cabo por el Profesor José María Madiedo pone de manifiesto que el origen de este evento estuvo en un meteoroide procedente de un cometa. Este fragmento de material, que tenía un diámetro aproximado de un metro, colisionó con la atmósfera de la Tierra a gran velocidad, lo cual elevó su temperatura por encima de los 4500 grados centígrados, haciendo que el objeto se volviese incandescente.
Esto dio lugar a un fenómeno conocido como bola de fuego o bólido, que se inició a unos 110 km de altura y fue penetrando rápidamente en la atmósfera. El meteoroide terminó estallando a más de 30 km sobre el nivel del suelo, provocando el intenso destello que numerosos testigos pudieron ver incluso desde dentro de los edificios. La onda de choque generó un fuerte estruendo que pudo sentirse en algunas zonas unos segundos después de que se iluminase la noche.
El estudio también concluye que, debido a la naturaleza cometaria del objeto y a la trayectoria desfavorable que éste siguió al entrar en la atmósfera, no sobrevivió ningún fragmento, por lo que este evento no ha dado lugar a meteoritos.
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