El aumento del nivel del mar o las interrupciones en las comunicaciones por satélite serían solo algunos de los trastornos, que se volverían tanto más catastróficos cuanto más rápido girase nuestro planeta.
¿Sabemos a qué velocidad gira nuestro planeta alrededor de su eje? La revista ‘Popular Science’ recuerda que eso depende de en qué parte del mundo nos encontremos, ya que la Tierra gira más rápido alrededor de su “cintura”.Un punto en el ecuador (la mayor circunferencia del planeta) tiene que desplazarse en 24 horas mucho más para completar una vuelta y regresar a su posición inicial que, por ejemplo, Nueva York, que se encuentra en una sección más estrecha de la Tierra.
Si se acelerara la rotación de la Tierra en 2 kilómetros por hora, el nivel del mar en torno al ecuador aumentaría unas pocas pulgadas. “Podrían pasar algunos años en notarse”, indica Witold Fraczek, analista de ESRI, empresa diseñadora de software de Sistemas de Información Geográfica (GIS).
Mucho más perceptible sería el hecho de que algunos de nuestros satélites podrían desviarse de su curso. Los satélites geoestacionarios orbitan nuestro planeta a una velocidad que coincide con la rotación de la Tierra para que permanezcan todo el tiempo posicionados en el mismo lugar.
Si la velocidad de rotación del planeta aumentara, entonces los satélites ya no conservarían sus posiciones, lo que significa que las comunicaciones por satélite, la difusión televisiva y las operaciones militares y de Inteligencia podrían quedar interrumpidas, al menos temporalmente.
Aunque esto podría perturbar la vida y la comodidad de algunas personas “no debería ser catastrófico para nadie”, según Fraczek. Ahora bien, los trastornos serían mucho más catastróficos cuanto más rápido girásemos.
Ingravidez
La fuerza centrífuga creada por la rotación de la Tierra trata constantemente de lanzarnos fuera del planeta (imaginen a un niño en el borde de un carrusel que gira a toda velocidad). Por ahora, la gravedad es más fuerte y te mantiene en la superficie, pero si la Tierra girara más deprisa, la fuerza centrífuga aumentaría de manera significativa, explica el astrónomo de la NASA Sten Odenwald.
Si pesas alrededor de 70 kilos en el Círculo Polar Ártico, podrías pesar medio kilo menos en el ecuador, debido a la fuerza centrífuga extra que se generaría a medida que el ecuador gira más rápido. Odenwald calcula que, si el ecuador acelera hasta alcanzar los 28.390 kilómetros por hora, la fuerza centrífuga sería lo suficientemente grande como para que fuéramos ingrávido.
Un constante desfase horario
Cuanto más rápido girase la Tierra, más cortos serían nuestros días. Con un aumento de la velocidad en 2 kilómetros por hora, el día se acortaría solo en torno a dos minutos y nuestros relojes biológicos, que se ajustan a un horario muy estricto de 24 horas, probablemente no lo notarían.
Sin embargo, si girásemos 150 kilómetros por hora más deprisa, un día duraría tan solo 22 horas y la ausencia de dos horas requeriría un ajuste casi imposible para nuestros organismos. El cambio de la longitud del día probablemente arruinaría las plantas y también afectaría a los animales.
Huracanes más fuertes
Si la rotación de la Tierra se acelerara lentamente, no notaríamos una gran diferencia en los vientos y en los patrones climáticos. Sin embargo, si la velocidad se incrementara de forma más drástica, el clima se volvería más extremo y más destructivo. “Los huracanes girarían más rápido” y “habría más energía en ellos”, subraya Odenwald.
Inundaciones
Un aumento extra de la velocidad en el ecuador haría que el agua en los océanos comenzara a acumularse allí. Con un aumento de 100 kilómetros por hora, el ecuador comenzaría a ‘ahogarse’.
“Creo que la cuenca del Amazonas, el norte de Australia, por no hablar de las islas en la región ecuatorial, se sumergirían bajo el agua”, insiste Fraczek, que aclara que, con el doble de velocidad en el ecuador, lo que haría que la Tierra girase 1.600 kilómetros por hora más deprisa, el escenario sería claramente “un desastre”.
Terremotos
A velocidades muy rápidas, la corteza terrestre también se desplazaría, aplastándose en los polos y elevándose alrededor del ecuador.
“Tendríamos terremotos enormes”, concluye Fraczek. “Las placas tectónicas se moverían rápidamente y eso sería desastroso para toda la vida en la Tierra”, advierte.
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