Un total de 30 glaciares en el suroeste de la Península Antártica, han retrocedido entre 20 y 30 centímetros al día desde 1992, lo que equivale a una aceleración media del 13% en la totalidad de su área.
Estos radares resultan especialmente eficaces para vigilar las regiones polares, con tendencia a sufrir inclemencias y largos periodos de oscuridad, ya que pueden recopilar información independientemente de la nubosidad, de día y de noche.
Velocidad “demasiado baja”
Estos resultados difieren de los arrojados por un estudio anterior, que calculaba que la región perdía tres veces más hielo que lo indicado en este reciente artículo.
“Esta nueva investigación —la primera en dar cuenta del cambio real en la velocidad del hielo— se aleja de la anterior interpretación, ya que la velocidad de los glaciares es, de hecho, demasiado baja”, afirma en un comunicado la autora principal del estudio, Anna Hogg, investigadora en el Centro para la Observación y el Modelado Polares de Reino Unido.
La mayor aceleración en el flujo se observó en glaciares anclados a profundidades de más de 300 metros bajo la superficie oceánica.
“Observamos las temperaturas del agua frente a los glaciares que más se habían acelerado y descubrimos que atravesaban profundos canales en la base rocosa hacia la capa más cálida del océano –explica Hogg–. Estas aguas profundas circumpolares, relativamente cálidas y saladas en comparación con otras partes del Océano Austral, se han ido calentando en las últimas décadas y pueden provocar que el hielo de la base de los glaciares se funda, reduciendo así su fricción y haciendo que puedan deslizarse con mayor facilidad”.
Dado que gran parte de la masa helada de la Tierra de Palmer Occidental se encuentra por debajo del nivel del mar, es importante vigilar cómo áreas remotas como esta responden al mayor calentamiento de la región provocado por el cambio climático.
(Fuente: europapress.es)
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