Perjudica al distrito financiero de Chaoyang, que crece desde 1990
La ciudad de Pekín, capital política y cultural de China que en los últimos años ha experimentado un extraordinario periodo de transformación y modernización similar al de otras grandes ciudades del país, es un gigante con los pies de barro. De acuerdo con un reciente informe, el bombeo excesivo de las aguas subterráneas que recorren su subsuelo está provocando el colapso de la ciudad, de tal manera que ciertas áreas -particularmente el distrito financiero- se están hundiendo hasta 11 centímetros al año.Son las conclusiones a las que llegó el estudio publicado en la revista científica Remote Sensing, que está basado en la utilización del sistema InSar, un tipo de radar que controla los cambios de altura del suelo y sirve para monitorizar entre otras cosas posibles desastres naturales como terremotos o deslizamientos de tierra. En su elaboración participó un equipo de siete científicos, incluido el español Roberto Tomás de la Universidad de Alicante, y se advierte de que un hundimiento continuado de la superficie supone una seria amenaza para la seguridad de esta ciudad de más de 20 millones de habitantes.
“Estamos llevando a cabo un análisis detallado sobre los impactos del hundimiento en las infraestructuras críticas (por ejemplo, trenes de alta velocidad) en la superficie de Pekín”, declararon tres de ellos -Chen Mi, Li Xiaojuan y el español Tomás- al diario The Guardian. “Esperamos que a final de año se publique un documento que resuma nuestros hallazgos”, añadieron.
Crecimiento urbano vertiginoso
Pekín se asienta sobre una planicie seca donde el agua subterránea se ha ido acumulando durante milenios. Conforme se excavan pozos y el nivel freático disminuye, la tierra subyacente se comprime como si fuera una esponja seca. Pese a que el estudio demuestra que este fenómeno afecta a toda la ciudad, señala que perjudica de manera más pronunciada al distrito financiero de Chaoyang, que desde 1990 no ha cesado de crecer con la construcción de nuevos rascacielos, circunvalaciones y otras edificaciones.
Además, se cree que hay decenas de miles de pozos de agua dentro de la ciudad y en sus alrededores, muchos de los cuales se emplean en labores de agricultura y jardinería. Aunque la administración pública tiene poder regulatorio sobre estas instalaciones, se considera que las autoridades no son consistentes en la aplicación de las normativas. “Hay ciertas reglas, pero su aplicación es dudosa”, declaró al mismo diario británico Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales de Pekín. Para él, no es sorprendente que el hundimiento afecte principalmente a Chaoyang, debido al vertiginoso crecimiento experimentado en las décadas recientes, y cree que el fenómeno se extenderá hacia el este de la ciudad dado que la urbe se está desarrollando en esa dirección.
La sed de Pekín
El hundimiento de Pekín fue documentado por primera vez en 1935. Desde entonces, numerosos estudios han relacionado el colapso de las tierras con el incremento en el bombeo de las aguas subterráneas, que según Greenpeace proporcionan dos tercios del suministro de agua corriente en una región que sufre una escasez acuciante del preciado líquido.
Con el fin de mitigar la crisis hídrica que padece Pekín, en 2015 se inauguró un megaproyecto de ingeniería destinado a calmar la sed de la capital. En esa fecha, se concluyó la construcción del gran canal de transferencia de agua sur-norte, una red de 2.400 kilómetros de canales y túneles diseñado para desviar casi 4.500 millones de metros cúbicos de agua con destino a los grifos de los pequineses.
Por ahora, los expertos aseguran que es demasiado pronto para saber si este trasvase servirá para recargar los acuíferos de la zona y ralentizar el hundimiento de la ciudad. Mientras esperan tener más datos, otros estudios han emitido recomendaciones para minimizar posibles impactos negativos, como el que en 2015 aconsejaba que para evitar descarrilamientos se prohibiera la construcción de pozos de agua cerca de las líneas ferroviarias de alta velocidad ya finalizadas.
Pekín no se encuentra sola ante este problema, y alrededor de todo el mundo, otras grandes ciudades experimentan situaciones similares causadas por el excesivo bombeo de agua u otros factores. El caso más llamativo es el de Ciudad de México, cuyo nivel desciende a unos 28 centímetros por año, mientras que, en Asia, Yakarta presenta registros similares a los de Pekín. Otras urbes de la zona afectadas por este fenómeno son Manila, Ho Chi Min y Bangkok, que baja 12 centímetros al año según el último estudio publicado.
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