Abe confirma la vuelta a la actividad de los reactores que pasen los test de seguridad y pide “comprensión”.
Han pasado tres años
desde que el 11 de marzo de 2011 la tierra tembló bajo el mar con magnitud 9 en
la escala Richter frente a la costa nororiental de Japón y desencadenó
un maremoto que causó más de 18.000 muertos y desaparecidos. Han
pasado tres años desde que aquel tsunami provocó la
mayor crisis nuclear que ha sufrido el mundo desde Chernóbil (1986), al destrozar la
central nuclear de Fukushima, cuyos reactores se fundieron, sufrieron
explosiones y generaron fugas radiactivas que contaminaron aire, tierra, agua y
alimentos, e hicieron temer al Gobierno que habría que desalojar Tokio, 240
kilómetros más al sur.
Durante
este tiempo varios cientos de miles de personas se han visto obligadas a vivir
fuera de sus pueblos o en viviendas prefabricadas —unas, debido al tsunami,
otras, a la radiación—, en medio de la incertidumbre por el futuro. Pero después
de estos tres años, y a pesar de la oposición a la energía atómica de una buena
parte de la población, y de que los
técnicos siguen luchando para contener las fugas de agua radiactiva de
Fukushima y avanzar en el proceso de desmantelamiento de la planta —que
tardará 30 o 40 años—, el actual Gobierno ha dejado una cosa bien clara: Japón
no renunciará a la energía nuclear. La factura económica es demasiado elevada.
La nuclear seguirá siendo una fuente importante de electricidad para el país, y
los reactores serán puestos en funcionamiento de nuevo a medida que cumplan las
nuevas normas de seguridad decretadas tras la crisis de 2011.
Así lo
asegura el borrador de política energética presentado a finales de febrero por
el Gobierno, en el cual señala, sin embargo, que la dependencia nuclear será
reducida “tanto como sea posible”. Y así lo ha vuelto a decir este lunes el
primer ministro, Shinzo Abe. Japón tiene 48 reactores atómicos, y todos se
encuentran paralizados hasta que cumplan las nuevas exigencias. Se prevé que
algunos vuelvan a funcionar este mismo año. El borrador del Plan de Energía
Básica afirma que la fórmula más fiable y estable de fuente de electricidad para
cubrir las necesidades de Japón es una mezcla de energías nuclear, renovables y
combustible fósil. El informe no detalla el porcentaje de cada una, porque,
según dice, depende de algunos factores como el número de reactores que se
puedan poner en marcha y la velocidad de desarrollo de las renovables. El plan
anterior a la catástrofe, de 2010, pedía un notable incremento del porcentaje de
nuclear para poder cubrir el 50% de las necesidades eléctricas del país, frente
al 30% existente antes del desastre de Fukushima.
Abe —del
Partido Demócrata Liberal— se ha desmarcado de los planes del Ejecutivo del
primer ministro que le precedió, Yoshihiko Noda (Partido Demócrata de Japón),
quien en septiembre de 2012 fijó como objetivo abandonar la energía nuclear para
2030. Abe ganó las elecciones en diciembre de 2012. “Me gustaría volver a
reactivar (los reactores) cuya seguridad haya sido confirmada por las estrictas
normas introducidas por la Autoridad de Regulación Nuclear, y al mismo tiempo
lograr la comprensión de la gente local”, afirmó el primer ministro este lunes
en el Parlamento, informa la agencia japonesa Kyodo. “Lo más importante es
fraguar una política energética responsable que prevenga cualquier problema para
la gente y la actividad económica".
Los reactores del resto del
país serán puestos en funcionamiento a medida que
cumplan las
nuevas normas de seguridad
Y en este
último binomio de palabras yace la clave. El parón nuclear ha pasado una elevada
factura a la tercera mayor economía del mundo. Su autosuficiencia energética ha
bajado del 20% al 5%, y en la actualidad el 90% de su electricidad es producido
a partir de combustibles fósiles, con el consiguiente coste para los
particulares y las empresas, y un gran impacto en la balanza comercial —con
déficits récord—, debido al incremento de las importaciones de petróleo y gas.
Japón lleva 19 meses consecutivos con déficit comercial.
“Al ser una
fuente de energía casi doméstica, la nuclear ofrece excelente estabilidad de
suministro y eficiencia, junto con costes operativos bajos que apenas fluctúan,
y no emite gases de efecto invernadero (los responsables del calentamiento
global) en el proceso de generación de energía”, asegura el Foro Industrial
Atómico de Japón sobre el borrador del plan de Abe en su página web. Esta
organización que promueve el uso de la energía nuclear resalta también la
importancia del plan, que se prevé que sea aprobado este mes, para la seguridad
energética del país.
Pero el
recuerdo del desastre de Fukushima sigue vivo entre los japoneses, y, según
algunas encuestas, alrededor del 30% de la población se opone al programa
energético. Miles de personas se manifestaron el domingo en Tokio para pedir el
fin de la energía atómica y mostrar su rechazo al Gobierno de Abe. Aseguran que
Japón puede vivir sin centrales nucleares como lo hace ahora.
“El plan es
una marcha atrás, y no refleja el deseo de la población ni la realidad de la
revolución de las energías renovables que está teniendo lugar en Japón y otras
partes del mundo”, afirma Hisayo Takada, responsable de Energía en Greenpeace
Japón. “Plantea dudas sobre si el Gobierno es serio en su intención de que no se
repita nunca un desastre nuclear. Tres años después, nadie sabe aún dónde están
los núcleos fundidos de la central de Fukushima, no hay solución para el agua
contaminada (que se acumula en la planta), y al menos 140.000 personas no pueden
regresar a sus casas”. El Foro Industrial Atómico de Japón ha declinado
responder a las preguntas de este periódico.
Expertos opinan que Japón carece de experiencia para
desmantelar Fukushima. Proponen formar un equipo
internacional.
Tepco, la
compañía propietaria de la central, está desmantelando cuatro de los seis
reactores de Fukushima. Tres sufrieron fusiones y uno resultó dañado por las
explosiones de hidrógeno. Los dos que sobrevivieron sin daños serán
desmantelados más adelante. En noviembre pasado, comenzó la peligrosa labor de
extracción de las barras de combustible de la piscina del reactor 4, que se
prevé que esté finalizada en noviembre próximo.
Los
responsables de la compañía han asegurado que los reactores se encuentran en
condición estable, pero el agua contaminada utilizada para refrigerar los
reactores se acumula en grandes tanques en la central, y el espacio comienza a
escasear. Según algunos expertos, Japón carece de experiencia para llevar a cabo
un proyecto de desmantelamiento de tal magnitud como el de Fukushima, y creen
que debería formar un equipo internacional.
En Japón,
existe una gran desconfianza hacia Tepco, que ha sido criticada incluso por la
Autoridad de Regulación Nuclear, que el mes pasado dijo que la compañía carece
aún de conocimiento básico para medir y manejar la radiación, después de que
trascendiera que había registrado datos erróneos de estroncio radiactivo en la
planta. “No hay control. No se puede confiar en Tepco”, afirma Yoichi Tao,
físico y director de la Asociación para la Resurrección de
Fukushima.
El rechazo
a la operadora se ha visto alimentado por los continuos problemas que ha
experimentado la instalación estos tres años, incluidos cortes eléctricos y
fugas de agua radiactiva, la última —de 100 toneladas— el mes
pasado.
El
terremoto y el tsunami mataron a 15.884 personas y 2.636 continúan
desaparecidas, según el balance oficial, a lo largo de varios cientos de
kilómetros de la costa nororiental de Japón. Tres años después, unas 267.000
personas siguen evacuadas de sus hogares, como consecuencia del tsunami y la
crisis nuclear, de las cuales unas 50.000 son de los alrededores de Fukushima.
Muchas de ellas probablemente nunca puedan regresar a sus hogares.
Aunque
nadie murió directamente como consecuencia del accidente atómico, al menos 1.656
vecinos de la prefectura de Fukushima han fallecido desde entonces por estrés y
otras enfermedades relacionadas con el desastre, en particular por vivir en
condiciones temporales durante tanto tiempo. Un número que ya supera las 1.607
personas que murieron por el terremoto y el tsunami en esta misma
zona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.