Canarias está de enhorabuena. Un mal endémico de las islas como es la escasez y la mala calidad de su agua podría solventarse o, por lo menos, aliviarse gracias al nuevo invento capaz de exprimir nubes. Los llamados captadores de niebla permiten recoger hasta 35 veces más agua que la que deja la propia lluvia.
Los padres de la criatura son el ingeniero agrícola Theo Hernando Olmo y el arquitecto Ricardo Gil, ambos canarios y sabedores de los problemas de las islas entorno al agua. “Los captadores NRP 3.0 son sistemas tridimensionales de captación de niebla, rocío y precipitaciones que recogen agua de forma sencilla, económica y respetuosa con el medio ambiente”, explica Theo Hernando.
La nueva máquina consiste en una caja de cuatro metros de altura, por dos de ancho y con un espesor de 0,80 metros de espesor. Fácilmente manipulable por dos personas, está recubierta por una malla y posee un depósito central capaz de recoger entre 20 y 140 litros de agua al día. De esta manera, en un mes en el que se recojan 0,1 litros de lluvia por metro cuadrado, el captador es capaz de producir 411 litros.
“Con este proyecto se podría solventar la mala calidad de las aguas canarias. Recogemos agua pura, de lluvia, que no tiene minerales, de manera que hasta se podría embotellar agua potable. El gran problema de las aguas subterráneas de Canarias es la cantidad de minerales que tiene”, argumenta el ingeniero canario.
Además del evidente mayor aprovechamiento del agua, el hecho de que estos captadores deban ser instalados en zonas altas favorecería que la caída del agua también pudiera aprovecharse para generar electricidad que ayudaría a abastecer a las zonas agrícolas.
El principal inconveniente de los captadores NRP 3.0 es que la cantidad de agua que recogen puede no resultar demasiada en comparación con la que se genera en una desaladora. Sin embargo, es el sistema ideal para aquellos pequeños núcleos de población aislados que podrían autoabastecerse de los que se recogiera mediante los captadores. Para la instalación de los captadores, cuyo precio varía entre los 500 y 800 euros, sólo se necesita que la superficie donde se vaya a instalar esté orientada y tenga influencia en la niebla.
Este sistema de captación de agua no es nuevo ya que, originariamente, esta idea surgió en Chile, en los años 50. Aquellos primeros captadores, conocidos como mallas chilenas, consistían en una simple red tupida atada en postes que condensaban pequeñas gotas de agua al paso de las nubes. El inconveniente de este diseño era que la fuerza del viento o bien tumbaba las mallas, o bien no permitía que las gotas quedaran sujetas, cosa que hacía perder mucha agua. Por ello, Theo Hernando y Ricardo Gil idearon un nuevo diseño tridimensional que confiere una mayor estabilidad a los captadores y minimizan las pérdidas de agua.
La meta de Theo Hernando es poder vender estos captadores en Canarias y trasladar su invento hasta los lugares con más carencias de agua del planeta. Sin embargo, parece ser que no las instituciones públicas canarias no han mostrado un especial interés; no sucede lo mismo con el sector privado, sobre todo del extranjero, que sí han empezado a invertir en este sistema de recogida de agua.
Sea como sea, antes del verano se instalarán en los Llanos de Constantino (Valleseco; El Hierro) un huerto de 25 captadores con los que se esperan producir entre un millón y millón y medio de litros anuales. Veremos si esta primera aplicación obtiene buenos resultados y logra aliviar el grave problema de escasez de agua que sufren las islas Canarias y otros lugares del planeta.
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