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Un proyecto faraónico en la Ciudad de México buscaría construir un edificio subterráneo que alcance los 300 metros de profundidad. El diseño está pensado para El Zócalo (plaza central de la capital mexicana) aunque por ahora no pasa de ser una idea, dado que el DF mexicano está emplazado en una zona de alta actividad sísmica.
La capital de México siempre ha crecido por capas: los aztecas construyeron sus pirámides y luego levantaron nuevos edificios a base de los anteriores, después los españoles edificaron su ciudad teniendo la antigua como base, y en los tiempos más tardíos estructuras modernas crecieron en los cimientos de las coloniales.
Ahora los diseñadores de la moderna Ciudad de México propusieron 'revertir' este proceso y construir un complejo arquitectónico no sobre, sino debajo de la superficie. El objetivo principal del proyecto, que recibió el nombre de 'earthscraper' ('rascasuelos'), es ofrecer una renovación programada del Centro Histórico de la capital mexicana. La legislación prohíbe la demolición de monumentos históricos y la construcción de edificios más altos de ocho niveles pero la zona necesita nuevas viviendas, oficinas, centros comerciales y culturales.
Para no alterar el entorno histórico y homenajear el riquísimo legado cultural de la zona, los especialistas de BNKR Arquitectura propusieron emplazar un edificio de forma piramidal bajo el Zócalo, la plaza antigua de la Ciudad de México, que con sus dimensiones de 240 por 240 metros (57,600 metros cuadrados) se considera una de las mayores plazas del mundo. El techo transparente de la construcción, que se convertiría en pavimento de cristal, permitiría que los pisos del rascacielos invertido disfrutaran de luz natural.
El área de la construcción alcanzaría 775.000 metros cuadrados. Los primeros 10 pisos, hasta 60 metros de profundidad, los ocuparía un museo, donde estarían expuestas piezas de la época precolombina. Los siguientes 10 pisos, hasta 100 metros de profundidad, alojarían espacios comerciales, por debajo de los cuales se ubicaría la zona residencial. Finalmente, en las máximas profundidades, hasta 300 metros por debajo de la superficie, habría 35 pisos de oficinas.
El proyecto fue presentado como concepto, sin cálculos de coste ni soluciones de ingeniería para el enorme edificio. Si bien el 'rascasuelos' es un interesante ejercicio de innovación y creatividad, los críticos indican posibles problemas del proyecto incluida la inseguridad de la construcción, ubicada en una zona de alta actividad sísmica.
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