Unos investigadores que examinaban la Falla de San Andrés en la parte central de California, han encontrado evidencias de que los terremotos lejanos pueden provocar episodios de movimiento de deslizamiento acelerado (pero aún así muy lento), en las profundidades de la falla.
Un deslizamiento repentino en una falla genera terremotos que pueden hacer temblar de manera severa el terreno. Pero una falla también puede deslizarse lentamente. A veces, estos movimientos lentos en una falla están acompañados por una vibración débil en el terreno, que la gente que vive en la zona no nota directamente, pero que sí es detectable por sismógrafos sensibles.
Usando datos reunidos por estos sismógrafos, investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos, junto a Zhigang Peng y Chastity Aiken, ambos del Instituto Tecnológico de Georgia, del mismo país, examinaron los lugares y momentos de esas vibraciones débiles, así como su conexión con grandes terremotos lejanos.
En algunos casos, encontraron pruebas de que el deslizamiento lento provocado y su vibración asociada se trasladaban a lo largo de la falla, y duraban hasta mucho tiempo después de haber pasado por allí las ondas sísmicas de terremotos lejanos.
Los autores del estudio suponen que los terremotos lejanos pueden influir en deslizamientos episódicos lentos ya existentes, alterando a veces su curso.
Los investigadores también han observado que los deslizamientos lentos en otros lugares pueden a veces provocar terremotos. Aunque advierten que su estudio se centró en las vibraciones provocadas por el fenómeno, y no en terremotos supuestamente causados por éste, ellos sugieren que los episodios prolongados de deslizamientos lentos de esa clase podrían ser importantes para ambos fenómenos.
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