Todos hemos tenido la sensación de saber que algo iba a suceder justo antes de que ocurriera. Los llamamos sentimientos viscerales, o un sexto sentido. La organización Spiritual Science Research Foundation describe el sexto sentido como la capacidad de percibir la dimensión sutil o el reino espiritual. También incluye nuestra capacidad de entender las relaciones sutiles de causa y efecto detrás de muchos eventos, que están más allá de nuestra comprensión. La percepción extrasensorial, clarividencia, premonición, intuición son sinónimos del sexto sentido. Pero la pregunta es: ¿existe el sexto sentido?
El sexto sentido existe
Investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech) han descubierto que las personas tienen un “sentido magnético” similar al de los animales. Esta “brújula” natural está incorporada en nuestro cerebro y puede haber ayudado a nuestros antepasados a navegar sin perderse. Los investigadores encontraron el sexto sentido a través de una serie de experimentos en los que más de 30 voluntarios fueron expuestos a campos magnéticos móviles de fuerza terrestre.
Las grabaciones eléctricas del cerebro mostraron una respuesta sutil que parecía estar sintonizada con el campo magnético del hemisferio norte, donde se llevó a cabo el experimento. La estimulación geomagnética artificial causó una caída en la actividad cerebral de ondas alfa que se sabe que indica un procesamiento sensorial. La cuestión es que los seres humanos pueden sentir el campo magnético de la Tierra, al igual que en las aves migratorias y las tortugas marinas. Sin embargo, ninguno de los participantes fue capaz de decir cuándo estaban sujetos a cambios en los campos magnéticos.
“Nuestros resultados indican que los cerebros humanos sí están recolectando y procesando selectivamente la entrada direccional de los receptores del campo magnético”, escribió el Dr. Joseph Kirschvink, del Instituto de Tecnología de California, en el estudio publicado en la revista científica eNeuro. “Estos dan lugar a una respuesta cerebral que es selectiva para la dirección del campo y la rotación con un patrón de actividad neuronal que se puede medir a nivel grupal y repetible en individuos que responden con fuerza.”
Para el experimento, cada voluntario se sentó en una silla de madera no conductora dentro de una “jaula de Faraday” que bloqueaba los campos electromagnéticos interferentes. Dentro de la cámara, la corriente eléctrica corría a través de bobinas de alambre para imitar el campo magnético de la Tierra. El diseño permitió rotar la dirección del campo. La actividad de las ondas cerebrales se midió por medio de grabaciones de electroencefalograma (EEG) utilizando electrodos unidos al cuero cabelludo.
Cómo funciona el sentido magnético sigue siendo un misterio, pero los científicos creen que puede implicar pequeños cristales de hierro en las células. Los investigadores concluyeron que dada la presencia conocida de sistemas de navegación geomagnéticos altamente evolucionados en todo el reino animal, tal vez no sea sorprendente que podamos conservar al menos algunos componentes funcionales, especialmente dado el estilo de vida nómada de cazadores-recolectores de nuestros no demasiado ancestros lejanos.
Se sabía que existía la “magnetorrecepción” en varias especies en todo el reino animal, la capacidad para detectar el campo magnético de la Tierra para orientarse direccionalmente durante un viaje o migración. Sin embargo, esta extraña capacidad nunca había sido confirmado en humanos. Pero este nuevo estudio no solo demuestra que los humanos tienen esta habilidad, sino que también el sexto sentido es muy real, junto la percepción extrasensorial, clarividencia, premonición o la intuición.
Aunque también hay que decir que las implicaciones de dicho estudio son numerosas y pueden extenderse más allá de la magnetorrecepción puramente como una forma de sentido direccional en relación con el campo magnético natural de la Tierra. Durante años, ha habido algunos datos anecdóticos que indican que algunos individuos pueden tener hipersensibilidad a los campos electromagnéticos, que incluyen el WIFI y otras fuentes comunes de radiación en el hogar. Pero la comunidad científica se ha mostrado escéptica a tal condición.
Con suerte, estudios como este, junto con futuras investigaciones sobre la naturaleza y la prevalencia del sexto sentido, acabarán demostrando que los humanos poseen capacidades sensoriales que van más allá de lo que podemos entender y explicar.
¿La ciencia acabará aceptando la relación entre el sexto sentido y el reino espiritual?