El hallazgo fue realizado por dos andinistas, después de tres expediciones que incluyeron travesía a caballo y escalada. En el avión de LAN viajaban 8 futbolistas y el entrenador de un equipo de primera
Los restos del avión Douglas DC-3 de doble hélice de la compañía aérea LAN Chile fueron hallados el 4 de febrero, 53 años después de su desaparición el 3 de abril del año 1961. El hallazgo estuvo a cargo de Leonardo Albornoz y Lower López, dos alpinistas que realizaban su tercera expedición en esa zona de la cordillera, 300 kilómetros al sur de la capital chilena, Santiago.
El accidente, en el que murieron los 24 ocupantes del vuelo comercial, entre ellos futbolistas del extinto equipo de fútbol chileno Green Cross, alimentó durante 53 años todo tipo de historias y especulaciones sobre lo que realmente había pasado con el avión.
La historia y el descubrimiento de los restos esta semana remiten sin dudas al misterio irresuelto de la desaparición del avión de Malasya Airlines, perdido el 8 de marzo de 2014 con 227 pasajeros y una tripulación de 12 personas. Después de meses de intensa búsqueda, no se han encontrado restos de la aeronave ni se tienen indicios de qué fue lo que sucedió, lo que abrió el camino a especulaciones diversas.
Sobre el avión chileno, ha sido la persistencia y la tenacidad de esta pareja de andinistas, movida por las historias sobre el avión perdido que escucharon desde niños, lo que logró resolver el misterio.
“Volvimos a la misma zona y encontramos el avión, tras cuatro días a caballo y dos de escalada“, dijo a la AFP Lower López, empresario turístico y uno de los líderes de la expedición.
“Yo pensé que el avión iba a estar completamente desintegrado, pero encontramos gran parte del fuselaje. Fue conmovedor y emotivo“, señaló por su parte Albornoz al periódico La Tercera.
Según la versión oficial, el avión se estrelló el 3 de abril de 1961 en el cerro Lástimas, cerca de la ciudad de Linares, donde fueron encontrados algunos restos de una aeronave y de ocupantes.
El accidente ocurrió 11 años antes de otra famosa tragedia aérea ocurrida en los Andes, cuando un avión de la Fuerza Aérea de Uruguay con 45 personas a bordo, entre ellos un equipo de rugby, se accidentó sobre la Cordillera. El incidente fue llevado más tarde al cine, con la película Viven.
El reciente descubrimiento causó revuelo en Chile. Canales de televisión y diarios digitales difundieron fotografías de los montañistas en medio de lo que serían restos del avión, dejando un manto de dudas sobre la verdadera ubicación del desastre.
“Para mí fue una sorpresa el hallazgo, porque creía que eso lo habían encontrado hace 53 años. Imagínate, yo debí haber ido en ese avión, debí haber muerto en esa nave”, dijo Héctor Toledo, ex jugador de Green Cross, que en 1961 retornó a Santiago en otro avión.
“No entiendo por qué dieron otra ubicación de donde realmente ocurrió el accidente. El avión está a unos 3.200 metros de altitud en la Cordillera, a 70 km al norte de donde supuestamente lo encontraron”, aseguró López.
Tras el accidente no se encontraron restos de los jugadores, por lo que el funeral “fue simbólico y en los ataúdes se colocaron cenizas que supuestamente se encontraron”, según Carlos Al-Knor, otro ex jugador del equipo.
Los montañistas encontraron restos óseos, material de un avión, fuselaje con algunos números de serie de la nave y ropa. La zona donde se encuentra el avión es de difícil acceso y Albornoz y López se negaron a revelar la ubicación para evitar profanaciones o que se convierta en una atracción turística.
Cerrar un capítulo de sus vidas
Ahora, el grupo de montañistas pretende retornar a la zona del desastre con algunos familiares de las víctimas del avión.
“Ellos quieren cerrar un capítulo de sus vidas. Algunos de ellos eran niños y no alcanzaron a conocer a sus familias”, explicó el empresario chileno.
Hasta el momento, los familiares de las víctimas han guardado silencio con relación al hallazgo. Entre las 24 víctimas, se encontraban ocho futbolistas del club Green Cross, su entrenador Arnaldo Vásquez, parte de su equipo técnico, árbitros y dirigentes que volaban desde la ciudad de Osorno a Santiago luego de un partido de fútbol.
El accidente conmocionó el país, en un momento en el que Green Cross era uno de los más importantes equipos del fútbol chileno. Una de las más célebres víctimas fue el delantero argentino Eliseo Mouriño, seleccionado de su país.
“Jamás nos imaginamos que se iban a encontrar restos de este desgraciado accidente. Esto nos trae muchos recuerdos de nuestra querida institución”, dijo Gerardo Contreras, último presidente de Green Cross.
El equipo siguió jugando pese a perder a gran parte de su plantel. En 1965, Green Cross se trasladó al sur de Chile para fusionarse con Deportes Temuco. Hoy el equipo sólo lleva el segundo nombre.
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