La
caldera de Yellowstone mide más de 70 kilómetros de largo
Un
supervolcán, es básicamente un tipo de volcán muy grande, pero la palabra muy
hay que elevarla a escalas superlativas, una erupción de estos colosos no puede
compararse en nada con las de los volcanes “corrientes”. Son capaces de alterar
el clima del planeta durante años e incluso, en el caso de las mayores
explosiones registradas, extinguir la vida.
En nuestro
planeta conocemos la existencia de varios de estas titánicas calderas, quizás la
más famosa sea la de Yellowstone, en los EE.UU., pero desconocíamos que
mecanismos intervienen y que provocan finalmente su terrorífico
despertar.
Pero un
nuevo estudio señala que estos supervolcanes podrían activarse sin necesidad de
que intervenga un evento externo, como un gran terremoto. El gran volumen de
magma líquido que se encuentra bajo la caldera es suficiente para causar una
súper erupción catastrófica, según un experimento realizado en el European Synchrotron Radiation Facility (ESRF)
situado en Grenoble.
Simulando
el intenso calor y la presión dentro de estos “gigantes dormidos” podría ayudar
a predecir un desastre futuro.
El estudio
realizado por un equipo suizo de ETH Zurich ha sido publicado en la revista Nature
Geoscience y el autor principal, Wim Malfait, señalo que “Sabíamos que el
reloj seguía corriendo, pero no sabíamos qué tan rápido: ¿qué haría falta para
provocar una súper erupción?
“Ahora
sabemos que no es necesario ningún factor adicional, un súper volcán puede
entrar en erupción por sí solo debido a su enorme tamaño”, una vez que estos
supervolcanes tienen el suficiente magma en estado liquido, puede iniciarse una
erupción así como así.
En la
Tierra, conocemos la existencia de unos 20 supervolcanes, incluyendo los del
lago Toba en Indonesia, el Lago Taupo en Nueva Zelanda, y el más pequeño Campi
Flegrei, cerca de Nápoles, Italia.
Las grandes
erupciones ocurren rara vez, de media la Tierra sufre una cada 100.000 años,
pero cuando se producen, tienen un impacto devastador sobre el clima y la
ecología de nuestro mundo.
El lago Toba es de origen volcánico y mide 100 km de
largo y 30 km de ancho.
Cuando el
supervolcán del Parque Nacional de Yellowstone entró en erupción hace 600.000
años, expulso a la atmosfera más de 1.000 kilómetros cúbicos de ceniza y lava,
cantidad suficiente para enterrar una gran ciudad bajo kilómetros de material
volcánico. Este evento catastrófico fue 100 veces mayor que el del Monte
Pinatubo en Filipinas en 1992 y empequeñece incluso erupciones históricas como
la del Krakatoa en 1883, cuyas cenizas alcanzaron una altitud de 6
kilometros.
“Esto es
algo que, como especie, al final tendremos que enfrentarnos. Va a pasar en el
futuro”, comento el Dr. Malfait “Se podría comparar a un impacto de asteroide,
el riesgo en un momento dado es pequeño, pero cuando ocurra, las consecuencias
serán catastróficas”.
De esta
forma, ser capaces de predecir este tipo de eventos es tan crítico como
descubrir los grandes NEOs que se acercan a la Tierra. Pero es difícil descubrir
cuál es el interruptor que provoca una de estas colosales eyecciones, debido
sobre todo a que el proceso es completamente diferente al que interviene en
volcanes convencionales como el del Monte Santa Helena.
Se cree que
uno de los posibles mecanismos presentes es el exceso de la presión dentro de la
cámara magmática provocado por las diferencias entre el magma fundido menos
denso y la roca más densa que lo rodea, Wim Malfait, de ETH Zurich, lo compara
con introducir una pelota bajo el agua de una piscina, el balón menos denso es
empujado hacia arriba por la presión del agua que lo rodea.
Pero si
este efecto de flotabilidad es suficiente para desencadenar estos eventos, hasta
ahora no se conocía. En las grandes explosiones podrían intervenir
“disparadores” adicionales, como una súbita inyección de magma, una inyección de
vapor de agua, o un terremoto.
Para
simular la intensa presión y calor en la caldera de un súper volcán, los
investigadores visitaron el ESRF en Grenoble, donde utilizaron una estación
experimental llamada “línea de luz de alta presión”.
Cargaron
magma sintética en una cápsula de diamante y dispararon rayos X de alta energía
en el interior para investigar los cambios experimentados en la mezcla que
alcanzaba así altas presiones de niveles criticos.
“Si medimos
la diferencia de densidad de sólido a líquido del magma, podemos calcular la
presión necesaria para provocar una erupción espontánea” comento Mohamed
Mezouar, uno de los integrantes del ESRF.
“Recrear
las condiciones en la corteza de la Tierra no es un asunto trivial, pero con el
recipiente adecuado podemos mantener el magma líquido estable hasta 1.700º C y
36.000 atmósferas.”
De esta
forma, el experimento mostró que la transición de sólido a líquido del magma
crea una presión que puede llegar a romper más de 10 kilómetros de corteza
terrestre.
“El magma
penetra en las grietas y con el tiempo llegará a la superficie de la Tierra,
levantándolo y expandiéndolo con violencia, causando una explosión”, señalo
Carmen Sánchez-Valle, también de la ETH Zurich.
De esta
forma, podemos estar tranquilos, de momento, ya que, si Yellowstone va a
explotar en algún momento, parece que todavía queda mucho tiempo y seremos
capaces de detectar las advertencias previas.
“Creemos
que Yellowstone tiene actualmente entre un 10 y un 30% de fusión parcial, para
que la sobrepresión sea lo suficientemente alta como para entrar en erupción
esta alcanzaría al menos un 50%.”
En otro estudio publicado también
en la revista Natura, un equipo dirigido por Luca Caricchi de la Universidad de
Ginebra utiliza un modelo matemático para explicar las diferencias entre los
volcanes y supervolcanes convencionales.
En el
muestran que los volcanes comunes “hiperactivos” pueden evolucionar con el
tiempo hacia supervolcanes “durmientes”.
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