Investigadores del Instituto de
Astrofísica de Canarias (IAC) y del CSIC han descubierto una singular pareja
cósmica: un agujero negro y una estrella tipo Be, caracterizada por su elevada
fuerza de gravedad. El trabajo se publica esta semana en la revista
Nature.
La teoría predecía su existencia, pero nadie
había sido capaz de encontrarlos hasta ahora. Utilizando los telescopios
Liverpool y Mercator, del Observatorio de Roque de los Muchachos (isla de La
Palma, Canarias), un equipo de investigadores de distintos centros españoles ha
localizado el primer sistema binario formado por un agujero negro y una estrella
‘peonza’ o de tipo Be. La revista Nature publica este descubrimiento.
Las estrellas Be son relativamente abundantes en
el universo. Sólo en nuestra galaxia se conocen más de 80 formando sistemas
binarios junto con estrellas de neutrones. “Su particularidad es su elevada
fuerza centrífuga: estas estrellas giran sobre sí mismas a una velocidad muy
alta, cercana a su límite de rotura, como si fuesen peonzas cósmicas”, explica
Jorge Casares, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Universidad
de La Laguna (ULL), uno de los descubridores del sistema y experto en agujeros
negros de masa estelar (obtuvo la primera prueba sólida de su existencia en
1992).
En el caso de esta estrella, conocida como MWC
656 y que se encuentra en la constelación de Lacerta (el Lagarto) a 8.500 años
luz de la Tierra, su superficie gira a más de un millón de kilómetros por hora.
“Comenzamos a estudiar la estrella a partir de 2010, cuando se detectó una emisión transitoria de rayos gamma que parecía provenir de la misma”, cuenta Marc Ribó, del Institut de Ciències del Cosmos de la Universidad de Barcelona (ICC/IEEC-UB). “No se observaron más emisiones gamma – añade – pero descubrimos que formaba parte de un sistema binario”.
Un análisis detallado de su espectro ha
permitido ahora inferir las características de su acompañante: “Se trata de un
cuerpo con una masa muy alta, entre 3,8 y 6,9 veces la masa solar. Un objeto
así, que no es visible y con esa masa, sólo puede ser un agujero negro, ya que
ninguna estrella de neutrones es estable por encima de tres masas solares”,
afirma Ignasi Ribas, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del
Espacio (IEEC-CSIC).
El agujero negro orbita alrededor de la estrella
Be y se alimenta de la materia que ésta va perdiendo. “Su gran velocidad de
rotación provoca que expulse materia a través de un disco ecuatorial; materia
que es a su vez atraída por el agujero negro y forma en su caída otro disco,
llamado disco de acreción. Estudiando la emisión de este disco hemos podido
analizar el movimiento del agujero negro y deducir su masa”, comenta Ignacio
Negueruela, investigador de la Universidad de Alicante (UA).
Los científicos creen que se trata de un miembro
próximo de una población oculta de estrellas Be con agujeros negros: “Pensamos
que estos sistemas son mucho más abundantes de lo esperado pero difíciles de
detectar, ya que los agujeros negros se alimentan del gas expulsado por la
estrella Be de forma ‘silenciosa’, es decir, sin emitir mucha radiación.
Esperamos poder confirmar esto con la detección de otros sistemas en la Vía
Láctea y en galaxias cercanas usando telescopios de mayor diámetro como el Gran
Telescopio Canarias”, concluye Casares
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