La leyenda dice que el oráculo de Delfos le reveló a Sócrates una de las ideas más influyentes de la filosofía occidental: conócete a ti mismo. Hoy en día, científicos de la Universidad de Middletown, Connecticut, realizaron diversos estudios en el lugar para comprender si existe una relación entre los supuestos poderes proféticos de las pitonisas de la Antigüedad y una curiosa formación tectónica justo debajo del templo de Apolo, en la ciudad griega de Delfos.
Representación clásica de una pitonisa profetizando
Las pitonisas tuvieron su auge entre el año 1400
a.d.n.e y el 381 de nuestra era: eran sacerdotisas que muchas veces estaban
lejos de la vista de los consultantes, sumidas en un profundo trance que
investigadores como Albert Hoffman, el padre del LSD, han asociado a los
síntomas de una sustancia enteógena o alucinógena. El historiador Plutarco
atribuyó hace más de 10 siglos el poder de las pitonisas al vapor que proviene
del subsuelo, y según la doctora Jelle de Boer, la geología podría probar que
Plutarco tenía razón.
De Boer y sus colegas descubrieron que dos grandes placas tectónicas se
unen bajo la superficie de Grecia, y presentan una fractura permeable justo
debajo de Delfos. Esta fractura permitía que en la Antigüedad el agua de las
fuentes cercanas transportara gases como el etileno, que podían generar una
sensación de trance y euforia; estos síntomas físicos, combinados con las
expectativas sociales, producían las misteriosas enseñanzas del oráculo.
Sin embargo, los investigadores afirmaron que los
gases son liberados solamente cada 100 años, cuando los movimientos sísmicos
permiten liberar la presión. Eso pudo explicar que la práctica del oráculo
cayera en desuso, durante un periodo probablemente muy largo sin temblores de
tierra y sin los gases narcóticos fluyendo hacia el templo. El agua que ayudaba
a transportarlos hoy en día está entubada y es utilizada para abastecer a la
población de Delfos.
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