Una mirada bajo el agua. Vilfredo Schürmann (parado, de blanco) supervisa las imágenes captadas por un robot que bajó hasta el lugar donde se encuentran los restos del submarino. En la expedición trabaja un equipo de 35 personas.
El 19 de julio de 1943, el submarino de guerra alemán U-513 estaba navegando cerca de la costa de Santa Catarina, Brasil. Un hidroavión del ejército estadounidense, escondido en las nubes, lanzó seis bombas sobre el buque enemigo, y lo hundió. Murieron 46 hombres y siete se salvaron, entre ellos el capitán.
Casi 69 años después, un equipo brasileño encontró la posición exacta del submarino y pudo filmarlo. Utilizaron un robot similar a los que usan las plataformas petroleras. Precisaron que el U-513 está a unos 130 metros de profundidad, a 35 kilómetros al este de la costa de Florianópolis.
Vilfredo Schürmann, de 63 años, lideró el equipo de 35 personas que llevó a cabo la expedición. “Necesitamos cinco años para encontrarlo. Durante tres años hicimos pesquisas intensas en los archivos de Washington, Berlín y Río de Janeiro. Después con nuestro velero necesitamos dos años para encontrar el barco”, explica.
Los buceadores, arqueólogos, biólogos, oceanógrafos y fotógrafos que acompañaron a Schürmann tuvieron que rastrear una zona de 20 kilómetros cuadrados. Para identificar el perímetro de la búsqueda, se basaron en la informaciones que hallaron en los archivos y también en las declaraciones del único sobreviviente del hidroavión norteamericano, Will Stotts, que era operador de radar.
Schurmann explica que escanearon el fondo marino con un sonar, un aparato que se usa para buscar cajas negras de avión y cuya tecnología se parece a la de los aparatos de ecografía. El 14 de julio de 2011 detectaron el submarino. Luego esperaron hasta marzo, período en el que el mar está más tranquilo, para enviar el robot y filmar el buque.
El U-513 era un gigante de 760 toneladas de peso y 76 metros de longitud. Cargaba 22 torpedos y 44 minas. Tenía una amplia capacidad para permanecer oculto durante largos periodos de tiempo. “Vimos que todavía está todo entero, está muy poco destruido, no está cubierto de arena, sólo está inclinado 45 grados”, precisa Schürman. Ahora el capitán de la expedición, hijo de un inmigrante alemán que dejó su país luego de los sufrimientos de la Primera Guerra Mundial, quiere explorar el interior del submarino. “Pedimos el permiso para la pesquisa a la Marina de Brasil. La están estudiando. Queremos filmar adentro, con buceadores profesionales. Habrá que afrontar la presión muy fuerte que existe en esta profundidad de 135 metros”, precisa.
Schürmann quiere develar los secretos y los tesoros que están dentro del U-513 –como la máquina para enviar mensajes codificados– y recuperar piezas de colección como radios, uniformes y cubiertos.
“La historia de Karl Friedrich Guggenberger, comandante del submarino, me fascinó”, precisa Schürmann. Luego de sobrevivir al hundimiento, Guggenberger fue prisionero de guerra y lo llevaron a una prisión en Arizona, Estados Unidos. Schurmann cuenta que ahí cavó un túnel, logró escapar con compañeros de cautiverio, cruzó la frontera de México y volvió a Alemania. Se reincorporó a la marina de guerra en 1956, y ascendió al rango de almirante. Con el tiempo se convirtió en jefe de las fuerzas de OTAN en el norte de Europa. Su historia inspiró una nueva aventura a Schürmann, famoso en Brasil por sus viajes alrededor del mundo en veleros.
El U-513 fue uno de los 11 submarinos hundidos por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial en la costa brasileña. Thelmo Pontes, historiador brasileño, precisa que más de 30.000 hombres murieron en submarinos durante el conflicto. “Teniendo en cuenta que hubo 1.200 submarinos y que cada uno tenía una tripulación de alrededor de 40 hombres, hubo un baño de sangre en el océano Atlántico”, precisó.
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