El Papa Benedicto XVI anunció a la Iglesia su determinación de renunciar el lunes 11 de febrero de 2013. Sin embargo, la decisión de hacerlo la tomó con un mes y medio de antelación. Antes de las Navidades de 2012, y con motivo del expediente que le fue entregado el 17 de diciembre, llegó a la conclusión de que era mejor hacerse a un lado por el bien de la Iglesia.
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