La NASA ha publicado a través de su Observatorio de la Tierra la evolución de la desaparición del mar de Aral, que llegó a ser el cuarto lago más grande del mundo. Ubicado entre Uzbekistán y Kazajstán, su drenaje para la agricultura lo está condenando a la desaparición.

Sin embargo, su situación más alarmante no se ha producido en este 2016. Hace dos años registró el mínimo histórico en el que se declaró totalmente seca la cuenca oriental sur.
Esta situación ha acarreado graves perjuicios medioambientales para los ecosistemas dependientes del mar, así como para las comunidades que habitan en torno al lago.
Tanto pescadores como el resto de comunidades se colapsaron, ha advertido el observatorio de la NASA, y el agua, cada vez más salada, se contaminó con fertilizantes y pesticidas. El polvo contaminado del lecho seco llegó a convertirse en un problema de salud pública y esterilizó los campos.
(Fuente: cuatro.com)
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