Las imágenes por satélite tomadas por la NASA muestran cómo en menos de tres meses las aguas saladas del lago Urmía han sufrido un cambio drástico de color, lo que se suma a la pérdida de su superficie.

Este cambio de color se registra por lo general entre primavera y verano, propiciado por la temporada de lluvias y la confluencia de determinados patrones climáticos. La combinación de agua de lluvia y de nieve derretida de las montañas que va a parar al Urmía hace que caigan los niveles de salinidad del lago. Sin embargo, cuando aumenta la temperatura del agua en verano, lo que provoca que se salinice, haciendo que las micro-algas (variedad Dunaliellas) muestren este color.
Aunque el color del lago había cambiado ya en otras ocasiones en los últimos años, la tendencia sugiere a los investigadores que el cambio se volverá cava vez más corriente, debido a las sequías, desvíos y trasvases de agua fresca para ser empleada en la agricultura.
“El nivel del lago está decreciendo a un ritmo alarmante de 1,03 kilómetros cúbicos por año”, advierte Mohammed Tourian, de la Universidad de Stuttgart, que ha analizado los datos proporcionados por distintos satélites. “Los análisis muestran una pérdida de 220 kilómetros cuadrados de la superficie del lago por año, lo que se traduce como en una pérdida de casi el 70% en los últimos 14 años”, concluye.
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